El Pontevedra empató 1-1 en su visita a La Nueva Condomina y dijo adiós a sus opciones de ascenso. El 1-3 de la ida fue una losa demasiado grande, aunque por momentos, el bloque lerezano hizo soñar a su afición con la remontada. La quimera pareció posible porque el equipo pontevedrés comenzó el partido dominando y metiendo el miedo en el cuerpo del Murcia.

El equipo dirigido por Luisito comenzó ganando gracias a un tanto de Eneko al poco de la reanudación. Pero pudo adelantarse mucho antes. En la primera parte, en plena ofensiva foránea, el propio Eneko se quedó mano a mano contra Simón, pero no acertó a definir y el portero le ganó la partida.

Tuvo que esperar el Pontevedra a ese minuto 51 para ponerse por delante. Y entonces se creyó todavía más que la remontada era posible. El equipo visitante se echó más arriba en un todo o nada que le salió cruz. Porque en una contra, Sergi Guardiola puso el empate en el marcador.

Quedaba todavía un cuarto de hora y el Pontevedra sabía que seguía necesitando dos goles, en este caso para forzar la prórroga. Y la escuadra lerezana no bajó los brazos para morir con la cabeza alta, el orgullo intacto y un empate que pudo ser derrota de no ser por las manos de un Edu que detuvo un penalti.