Íker Alegre era un hombre feliz al término del encuentro en Boiro. El extremo asturiano saltó al césped en el descanso sustituyendo a Bruno y, de este modo, regresó a los terrenos de juego siete meses después de la lesión de rodilla que se produjo en El Sardinero.

Íker destacó que se sentía "muy feliz" y "emocionado". "Es una lesión muy dura. Estuve mucho tiempo parado y he trabajado mucho. Debo agradecer a Manu e Iago, los fisios, y al doctor todo. Parte de que esté hoy aquí (por ayer) es gracias a ellos", recalcó.

En relación al encuentro, el exfutbolista del Logroñés indicó que sabían que iban a un campo "complicado" y aunque el equipo "no estuvo cómodo", mejoró en la segunda mitad. "Sobre todo tras el gol, cunado tuvimos más el balón e incluso opciones para ganar", añadió.

Ahora, el extremo indicó que tenían "una gran oportunidad para cerrar de una vez por todas el play off de ascenso".