Era un partido clave para los intereses del Pontevedra... y la afición respondió. El club fletó un autobús por 22 que incluía desplazamiento más entrada y a ese vehículo se le unieron muchos otros coches particulares en los que llegaron los aficionados del Pontevedra para vivir in situ un duelo trascendental. En total, más de dos centenares de aficionados granates arroparon a su equipo en esta antepenúltima jornada a domicilio.

Una vez más, el Pontevedra no estuvo solo. Los poco más de 50 kilómetros que separan la capital lerezana de la localidad coruñesa de la orilla norte de la Ría de Arousa hicieron que muchos se animasen a acudir al encuentro pese a la presencia de las cámaras de la Televisión de Galicia y al mal tiempo, dos factores que invitaban a ver el transcurrir del encuentro desde el sofá.

Pero la afición del Pontevedra demostró porqué es una de las mejores de la categoría y colaboró a conseguir el mejor ambiente de la temporada en Barraña. Nunca antes en Segunda B el estadio de Boiro había tenido un aspecto similar, con lleno en las dos gradas y multitud de aficionados en los alrededores del rectángulo de juego.

La fraternidad entre ambas aficiones fue el denominador común de un encuentro en el que ni unos ni otros dejaron de animar.