El Cisne cerró su participación temporada histórica en casa con un nuevo triunfo. El bloque lerezano, que ya no tenía nada en juego más allá del honor y la posibilidad de rematar la liga en una posición mejor, venció en un partido divertido, abierto, con mucho ritmo y con alternativas en el marcador al Amenabar.

El conjunto vasco, también sin aspiraciones clasificatorias, le siguió el juego al bloque dirigido por Jabato. Desde el primer momento los ataques se impusieron a las defensas.

Chapela comenzó con el brazo suelto y sosteniendo a su equipo en el marcador para imponer un 6-6 inicial en el ecuador del primer acto del que fue partícipe con tres tantos. Al Cisne le costaba encontrar su habitual fluidez en casa y se encomendaba al lanzamiento de su línea exterior. Porque al exteucrista lo suplió Andrés Sánchez en cuanto a cota de protagonismo para poner, con tres tantos seguidos la primera gran ventaja de su equipo en el electrónico (9-7), a los 20 minutos.

A partir de entonces y hasta el final del primer acto, el Cisne fue jugando con su ventaja para no perderla e incluso ampliarla al término del primer acto, pese a que una diana sobre la bocina de Mikel Beristain rebajó la renta a tres (14-11) cuando parecía que iba a ser de cuatro.

El Cisne saltó a la pista en la reanudación sabedor de que todavía debía remar para asegurarse una nueva victoria. Y a buena fe que lo hizo en los primeros minutos. Sin embargo, unos malos cinco minutos colocaron a Amenabar por delante (18-19) gracias a un 2-5 de parcial.

Entonces, Jabato pidió tiempo muerto y su equipo reaccionó. Pablo Rey empató y entre Carlos Pombo y Andrés Sánchez volvieron a colocar al bloque cisneísta por delante y con una ventaja que ya no dejó escapar para certificar un sobresaliente curso como local.