El delantero cedido en Pontevedra por el Lugo, Mario Barco, está poniendo todo lo que está en su mano para poder estar disponible para Luisito este fin de semana de cara al encuentro ante el Burgos.

Ayer trató de forzar un poco la máquina y ponerse a prueba para conocer la evolución de sus dolencias en la primera parte del entrenamiento en A Seca junto a sus compañeros, pero las sensaciones no terminan de ser positivas y el jugador esta lejos aun de estar en su mejor estado de forma.

La parte final de la sesión de trabajo grupal la realizó ya en solitario, haciendo ejercicios específicos con el fisio. Tras el entrenamiento el jugador comentó que "podría estar mejor pero tengo muchas ganas de ayudar al equipo y no sé si eso es bueno o malo. He intentado forzar hoy (por ayer) y no me he sentido muy bien pero todavía quedan cuatro días hasta el domingo y el día de la competición se verá qué se pueda hacer". El jugador granate no se quiso descartar ni mucho menos para el importante encuentro de Pasarón y afirmó que todo pasa por cómo sea capaz de tolerar el dolor, que se manifiesta principalmente en las arrancadas y en los cambios de sentido.

Íker Alegre

Pero Mario Barco no fue el único jugador que ayer se entrenó con el grupo después de muchas semanas fuera del equipo. Al igual que el ariete, Íker Alegre completó la primera parte del entrenamiento con sus compañeros antes de pasar al trabajo específico en el momento del partidillo. Al ex del Logroñés todavía le faltan unas semanas para poder estar al 100% y estar lejos del peligro de una recaída, pero pronto se completarán los seis meses desde su operación y estará listo para ayudar al equipo con su fútbol.