Un año y doce días después, Jacobo Millán volvió a saber lo que es empezar y acabar un partido de liga con el Pontevedra. El futbolista de Bueu fue una de las principales novedades en el once granate en A Malata con el que Luisito trató de espolear a los suyos para conseguir resultados positivos.
Hacía tiempo que Jacobo no partía desde el equipo inicial, algo mucho más frecuente durante el curso pasado y que este año 2017 no había hecho todavía. Su último partido como titular antes de jugar en A Malata fue el que disputó el pasado 4 de diciembre en la victoria del Pontevedra ante el Boiro por 4-0. A partir de ahí, el bueuense encadenó suplencias con incomparecencias precisamente en el momento en el que a los de Luisito les tocó encadenar todas esas semanas de peores resultados tanto en casa como lejos de ella.
A lo largo de esta campaña Jacobo ha sido casi siempre en candidato número uno del equipo a ser sustituido, prueba de ello es que así ha ocurrido en esta temporada 2016-2017 en las diez jornadas en las que partió de inicio hasta el pasado domingo.
Para encontrar la última vez que el centrocampista disfrutó de los 90 minutos sobre el césped hay que irse más de un año atrás en el tiempo, concretamente al 7 de febrero de 2016 en San Lázaro. En la capital de Galicia Jacobo jugó al completo bajo al tromba de agua y de goles que le cayó al Pontevedra ante el Compostela de Fredi (3-0).
Cabe decir que durante la campaña pasada el jugador únicamente acabó el choque sin ser sustituido en tres ocasiones; Cacereño, Tudelano y Compostela, y en ninguna de ellas, al igual que el domingo en Ferrol, pudo celebrar la victoria junto a sus compañeros.
La importante reducción en el número de minutos que el ex del Alondras o el Compostela está experimentando este curso se está manifestando también en sus cifras individuales. Y es que el de Bueu es uno de los ocho jugadores de la actual plantilla que todavía no han conseguido estrenar su cuenta goleadora de esta temporada. Sí lo ha hecho ya en Copa, pero no así en una competición doméstica en la que con continuidad siempre ha sido una parte importante de la cuota goleadora de su equipo. Tan solo en el Compostela, donde apenas contó con oportunidades, finalizó la campaña sin ver puerta desde que dio el salto al fútbol adulto.
Por el lado positivo, el centrocampista está siendo esta campaña mucho menos amonestado que en cursos anteriores y por el momento solo ha visto dos tarjetas amarillas en lo que lleva disputado de liga.
