Tras muchos años ligado al club, ahora es el momento en el que Santiago Picallo padre por fin puede "disfrutar" de la marcha de un equipo que pretende "asentarse" en División de Honor Plata para "crecer como club". Lo aseguran sus hijos: "Nuestro padre ha sufrido muchísimo con el club. Es visceral y lo pasa muy mal, pero llevamos tres años en los que ha disfrutado muchísimo".

La pasión por el deporte les viene a los jóvenes Picallo de nacimiento. Ambos comenzaron desde bien temprano a practicar el balonmano. "Menos mal que no salieron futboleros. Yo me los llevaba el sábado con el Cisne y su madre se quedaba tranquila", bromea Santiago, quien desde siempre trató de "no dorarles la píldora y comentarles los fallos para que mejorasen, aunque no siempre les guste".

De este modo, no es de extrañar que en su casa se hable casi exclusivamente de balonmano. "Sobre todo mi hermano y mi padre. Son unos pesados", expone Pablo, que al igual que Santi, siempre tuvo claro que la prioridad eran los estudios. "Nunca los castigué sin entrenar, pero sí se han quedado algún sábado (pocos) sin jugar cuando no cuimplián académicamente. No poder disputar el partido siempre fastidia más", recuerda el padre y presidente.