Triunfo de coraje para el Peixegalego. El conjunto marinense se impuso en Pontevedra a un Araberri que llegaba a tierras gallegas en el séptimo lugar y con una gran dinámica a domicilio. El bloque local ofreció un ejercicio de solidez defensiva soberbio, clave para superar sus momentos de sequía en ataque y sumar su sexto triunfo del curso, quinto en casa.

Fue la primera parte soñada. Era demasiado bonito para ser cierto. Quizá impulsado por el extra de motivación de quien siente como injusticia no haber podido aplazar el partido por lo daños estructurales en A Raña, el Peixe saltó a la pista del CGTD sin sentir se un forastero. Impulsado por una afición que se desplazó en masa hasta hacer pequeño el pabellón pontevedrés, el conjunto dirigido por Javi Llorente puso en la cancha desde el principio una garra extrema que le llevó a disputar cada balón como si fuese el último.

Sólo desde ese contexto psicológico se entiende el 9-0, con un Mugica que dejó claro que el de ayer iba a ser su partido desde el primer minuto. El ala-pivot estrenó el electrónico con un triple que resultó premonitorio, porque durante el primer acto entraron cinco de los seis intentos desde la línea exterior.

Araberri no entendía nada y le costó entrar en el ambiente y descifrar la defensa peixista. Cuando comenzó a anotar, el Peixe ya había logrado una renta enorme (34-18) que logró mantener al descanso.

En el segundo acto, el equipo vasco impuso una marcha más. El Peixe ya anotaba fácil, pero fruto de su enorme sacrificio defensivo, impedía que el rival se acercase. Tan sólo en el cuarto final Araberri logró reducir la distancia a ocho (57-49) impulsado por Alvarado. Entonces el Peixe extremó su defensa y en las transiciones cerró el partido con un Derksen estelar, que impidió cualquier atisbo de remontada e hizo que la fiesta fuera redonda, también en Pontevedra.