La llegada de Arantxa Mallou parece haber sido el revulsivo necesario para el cambio de tendencia del Arxil. El conjunto de Mayte Méndez había comenzado la liga con un rendimiento sobresaliente que incluso le había aupado al primer puesto de la tabla. Sin embargo, en cuanto las lesiones hicieron mella en una plantilla ya de por sí escasa, el nivel del conjunto lerezano se resintió y lo que antes eran victorias comenzaron a transformarse en derrotas continuadas que sumieron al equipo en una depresión deportiva.

Cuatro derrotas consecutivas entre noviembre y diciembre y otras seguidas entre el último partido de 2016 y los dos primeros de 2017 mandaron al Arxil a la parte media-baja de la tabla. El riesgo de descenso no parecía real, pero el equipo había perdido la dinámica y estaba por ver si podría reengancharse a los puestos cabeceros de nuevo. Sin Waleska Pérez y con las lesiones todavía golpeando la plantilla verde, el fichaje de la escolta Arantxa Mallou dotó a Méndez de la pieza necesaria para que el engranaje volviese a funcionar correctamente.

Con la compostelana, el Arxil recuperó la calidad exterior perdida tras la espantada de Waleska y además obtuvo una rotación más que le ha permitido volver a apostar por su baloncesto intenso físicamente. Y los resultados ya han llegado. Porque tras su victoria agónica el pasado domingo, el Arxil ha encadenado dos triunfos consecutivos. El bloque arxilista ha levantado el vuelo y lo ha hecho gracias a esos dos resultados positivos. El 80-58 ante el ADBA y el 66-64 contra el Joventut Les Corts le han permitido situarse de nuevo entre las siete primeras clasificadas.

El Arxil no vencía dos envites seguidos desde finales de octubre y principios de noviembre, cuando encadenó cuatro victorias continuadas al vencer precisamente a Les Corts (68-75) y luego a Lima Horta (72-68), Valladolid (55-58) y Celta (75-66), justo la parte del calendario que ahora le toca.