Además de los insultos racistas, el acta también refleja que, después de pitar el descanso del partido, Carlos Arturo "tuvo que ser sujetado por un compañero tras querer enfrentarse a un aficionado que se encontraba en el graderío". La situación volvió a registrarse al final del encuentro, cuando "este jugador salió del terreno de juego y de las instalaciones a la carrera, volviendo a ser sujetado por sus compañeros, antes de volver a salir a la carrera hacia el graderío intentando agredir a un aficionado por medio de un puñetazo, sin llegar a impactar a nadie". Inmediatamente después, fue sujetado por compañeros de su equipo e introducido en el vestuario.