La Federación Galega de Fútbol no está dispuesta a tolerar comportamientos racistas en los campos que gestiona, como el ocurrido el pasado domingo en el campo de O Carrasco, donde se enfrentaban el Marcón con el San Martín de Vilaxoán. Para ello cuenta con un reglamento que contempla sanciones en función de la gravedad y que este año ya ha sido aplicado, al menos, en una ocasión.

Ese precedente ocurrió en la misma categoría en la que militan Marcón y San Martín, aunque en el Grupo II, donde se sancionó al Tordoia con 301 euros de multa y la disputa de un encuentro a puerta cerrada tras una serie de insultos racistas a un árbitro, insultos que el trencilla reflejó en el acta de aquel partido. Las sanciones pueden ser incluso más duras, ya que la pena máxima es de 1.500 euros de multa, e incluso, la pérdida de la categoría.

En este caso, en el que la víctima fue el jugador pontevedrés del San Martín Carlos Arturo, el árbitro también reflejó esos insultos en el acta, por lo que en la noche de ayer, el comité de competición analizaba la posibilidad de analizar al Marcón, titular del campo de O Carrasco. En principio, el comité podría tener en cuenta los atenuantes de que el Marcón colaboró en todo momento con el árbitro para acabar con los insultos, llegando a solicitar por megafonía un cambio de actitud a los aficionados implicados en el rifi-rafe con el jugador.

Desde la Federación se reconocía ayer que en casos como este, recogidos en el acta "se aplica siempre el reglamento, porque no se van a tolerar este tipo de comportamientos". De hecho, le Federación ha mantenido reuniones con los equipos de fútbol base en las últimas semanas en las que se les ha explicado que los árbitros van a tender potestad para parar un partido, e incluso suspenderlo, si se escucha cualquier tipo de insulto. Esta medida se va a poner en práctica lo antes posible.

Mientras, Carlos Arturo, el jugador de 32 años del San Martín, continúa meditando la posibilidad de abandonar la práctica del fútbol, cansado de soportar, desde hace veinte años, insultos desde la grada por su color de piel. El joven cuenta con el total respaldo de su club, ya que lo ocurrido en Marcón no ha sido una excepción, al haberle sucedido en otros campos durante esta temporada.

El jugador ha recibido muestras de apoyo de otros clubes de la provincia, como es el caso del Arosa, que ayer, en su perfil de Facebook, censuraba este tipo de situaciones.