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El Pontevedra roza la matrícula de honor

Los granates rompen su racha de victorias en Pasarón con un empate sin goles ante un Caudal muy bien trabajado defensivamente - El equipo cierra la primera vuelta en la cuarta posición de la clasificación

Mario Barco intenta rematar la pelota ante la presión del defensa del Caudal, Colo. // Rafa Vázquez

El Pontevedra se despidió ayer de la dinámica local triunfal con un empate a cero ante el Caudal que puso punto y final a la primera vuelta. Los granates despiden el año en puestos de play con unos 37 puntos que le otorgan el cuarto puesto de la tabla y muchas esperanzas de cara a una ilusionante segunda parte de la temporada.

Como viene siendo habitual en Luisito cada vez que le salen las cosas bien, el de Teo dio continuidad a su once del pasado fin de semana, manteniendo a todos los que ganaron en Aranda e introduciendo únicamente a Mouriño como novedad en detrimento del lesionado Kevin Presa.

Le costó al Pontevedra entrar en el partido ante un Caudal muy bien plantado en el campo y que fue un auténtico muro atrás, sobre todo en una primera media hora de juego en la que los asturianos llevaron incluso el peso del partido, jugando más en el campo granate que en el propio.

El primer aviso del Caudal llegó en forma de remate de cabeza superados los diez minutos de juego. Saavedra entró fuerte desde atrás sorprendiendo a la zaga pontevedresa, pero su remate se marchó por encima del larguero local.

En esos primeros compases de juego el bloque de Mieres era el que daba más sensación de peligro, pero sin conseguir la profundidad necesaria para generar oportunidades claras sobre la meta defendida por Edu.

A partir del minuto 30 el Pontevedra dio un paso al frente y empezó a tener un poco más de paciencia con el balón, abandonando el fútbol directo de los primeros minutos para dar lugar a una construcción de juego más elaborada con la que tratar de abrir huecos en el entramado defensivo local. Así llego la que sería la ocasión más claro del choque para los lerezanos. Abel Suárez conectó con Mario Barco en el balcón del área para que este, de primeras y con la espuela, enviase un balón largo a la espalda de la defensa que plantó a Mateu solo frente a Busmann. El mallorquín aguantó bien la salida del cancerbero de procedencia alemana, pero su disparo acabo finalmente impactando en el cuerpo del meta y la jugada con la que prácticamente se puso punto y final al primer periodo se quedó en nada.

Para los segundos 45 minutos Luisito introdujo un cambio ya en el descanso, dejando en los vestuarios a un desacertado Adrián Mouriño para darle más profundidad a las bandas con Álex González.

El jugador cántabro respondió bien a las exigencias de su entrenador y ya desde el principio imprimió velocidad y desborde a una banda izquierda que hasta el momento había estado inédita. Por su banda llegaron la mayor parte de las ocasiones locales. La primera a los cinco minutos de la reanudación tras un centro suyo que Mario Barco alcanzó a rematar y que fue desviado a córner. Bruno pudo romper las tablas en ese mismo saque de esquina tras un acrobático remate de tijera que no encontró portería.

El joven zaguero de la cantera pontevedresa también tuvo en sus botas otra nueva oportunidad de abrir la lata a la hora de juego, pero pese a su estirada, no alcanzó a rematar un centro de Bonilla en una falta lateral lejana.

El segundo periodo fue de constate dominio pontevedrés, que buscó de todas las formas posibles hacer daño a un Caudal que demostró tener el partido muy trabajado y por momentos intentaba sin suerte salir de la cueva exhibiendo un buen manejo del balón pero sin lograr nunca pisar área rival.

Para los últimos minutos Luisito dio entrada a Jacobo, sabedor de que el fútbol combinativo era la mejor arma contra los asturianos. El de Bueu también demostró ser un cambio efectivo pese a no obtener el premio de la victoria.

La última jugada clara de los locales llevó el sello de Álex Fernández, que de nuevo por la banda izquierda volvió a desbordar a su par y su jugada personal acabó siendo desbaratada por un defensor en la misma línea de gol.

A partir de ahí, más dominio que ocasiones para los locales y la mala noticia en forma de lesión de David Añón, que tuvo que ser sustituido por Miki a siete minutos del final por un fuerte golpe en el tobillo que le hará acordarse de este partido al coruñés durante todo el parón navideño.

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