El Manchester United de 1958 era uno de esos equipos llamados a hacer historia. Matt Busby había reclutado una joven generación de futbolistas que abanderaban dos talentos inmensos: Duncan Edwards y Bobby Charlton. Junto a ellos estaban Hary Gregg, Geoff Bent, Bill Foulkes, Roger Byrne, Eddie Colman, Mark Jones, David Pegg, Tommy Taylor o Liam Whelan. Parecían el único equipo en condiciones de detener al Real Madrid de Di Stéfano. Tras eliminar al Estrella Roja en cuartos de final de la Copa de Europa, el avión hizo escala en Múnich donde nevaba de forma copiosa. Hizo dos intentos de despegar e incluso creyeron que harían noche en Alemania, pero en el tercer intento el avión se salió de la pista y se estrelló contra una casa. Murieron 23 personas de los que ocho eran futbolistas. Bobby Charlton sobrevivió para abanderar el equipo que diez años después ganaría la Copa de Europa que merecían los "Busby Babes". Duncan Edwards, tras una larga agonía, murió al cabo de una semana. El Real Madrid llegó a ofrecer la Copa de Europa de ese año y la cesión de Di Stéfano mientras se recomponía el equipo.