Hace dos temporadas, una alineación indebida del Pontevedra B dejó a un Marcón Atlético que ya había celebrado su salvación en la Preferente Autonómica al borde de nuevo del descenso.

Los dos equipos lerezanos coincidieron en una categoría superior a la que están ahora mismo. Fue la última campaña del filial en la quinta categoría del fútbol nacional. Una mala temporada les mandó directamente a la Primera Autonómica como colistas. Pero en su penúltimo partido, lo que primero fue una ayuda al Marcón en forma de empate ante el Erizana, se convirtió luego en un regalo envenenado.

El conjunto de Baiona reclamó la inclusión en el once de Daniel Otero, sancionado, y el juez de competición dio el partido por perdido al filial, perjudicando al Marcón, rival directo del Erizana. El equipo entrenado en aquel momento por Carlés, que ya había celebrado la permanencia con su empate ante el Valladares, debía ir a vencer en O Carballiño al Arenteiro si quería certificar de nuevo su permanencia. Finalmente, lo hizo y el conjunto blanquiazul disfrutó un año más del Grupo Sur de Primera Autonómica.

Porque el curso pasado, el Marcón no logró salvarse de la quema en el último partido y cayó presa de los arrastres a la Primera Autonómica, donde este fin de semana se volverá a ver las caras contra el Pontevedra B. Ahora, la situación es muy parecida a la de sus últimos enfrentamientos. Ambos necesitan la victoria, pero en esta ocasión para subir peldaños y no perder el tren del ascenso, el objetivo de los dos conjuntos.

A partir de las 12 horas del domingo, O Carrasco acogerá un duelo entre los dos equipos más representativos de la ciudad al margen del Pontevedra senior. Los problemas entre unos y otros están olvidados (el Marcón entendió desde el principio que no hubo mala fe) y ahora, la rivalidad se lleva solo al ámbito deportivo. Los dos, necesitados, quieren sí o sí quedarse con los tres puntos.