Pasarón no ha saciado aún su sed de victorias y ayer se volvió a cobrar una nueva víctima, la sexta seguida en lo que va de liga. El Osasuna B, que se adelantó a los dos minutos de encuentro, se vio arrollado por la apisonadora granate en una nueva exhibición de pegada del Pontevedra que finalizó con resultado de 3-1.

Empezaron la jornada los de Luisito sabedores de que el tropiezo del Izarra el sábado en casa contra la Arandina los colocaría de nuevo en puestos de play off en el caso de hacerse con la victoria.

El partido no pudo empezar peor para los granates. Los de Luisito salieron al campo algo despistados y esto fue aprovechado a las primeras de cambio por el Osasuna B para adelantarse antes de que se hubiese cumplido incluso el minuto dos del partido. Kike Barja envió al fondo de la red un centro enviado desde la banda derecha que recibió solo casi en área pequeña.

El mazazo fue duro para los granates, que vieron cómo el guión del partido cambiaba nada más comenzarlo. Pese a todo, el equipo se recompuso rápidamente para tratar de imponer el dominio que ha venido demostrando en casa durante todos los partidos de esta temporada.

A los siete minutos llegó el primer remate local a través de un disparo cruzado de Álex González que Juan Pérez detuvo sin problemas. En mayores apuros le puso tres minutos después Miguel Loureiro al conectar un potente disparo con su pierna mala que llevaba toda la intención de buscar la escuadra derecha de la portería rival pero que se topó con el guardameta del Promesas.

El filial rojillo no generaba muchas ocasiones sobre la portería de Edu, pero cada vez que pasaba del medio del campo daba sensación de peligro, jugando la pelota con mucho criterio e imponiéndole velocidad y ritmo al juego. El extremo izquierdo Kike Barja fue un incordio para la defensa pontevedresa, muy especialmente durante la primera media hora de juego.

El Pontevedra no dejaba de intentarlo no obstante, buscando hacer daño por la banda. Kevin Presa no se cansó de abrir balones en profundidad para los extremos para hacer más ancho el campo y tratar de generar espacios en la defensa navarra.

Así llegó el tanto del empate lerezano. Después de una jugada que basculó desde la banda diestra, la pelota quedó en posesión de Bonilla, quien puso un centro lejano al corazón del área que Iván Márquez no alcanzó a despejar y acabó cayéndole a Mouriño para hacer, tirándose al suelo, el primer tanto granate de la tarde.

Se llevaba jugada media hora de partido y el encuentro reflejaba de nuevo las tablas. A partir de ahí y hasta la llegada del descanso el choque cayó en unos momentos de pesadez en los que el bloque de Luisito llevaba la posesión y el peso del juego pero en el que ninguno de los dos equipos consiguió generar oportunidades de gol claras.

En la segunda parte solo hubo un equipo sobre el campo, y ese fue el Pontevedra. La escuadra lerezana metió una marcha más y se lanzó sin reservas a por el partido consiguiendo dejar prácticamente en nada las intentonas rojillas.

El primero en avisar de las intenciones de los de Pasarón fue Jacobo Trigo con un remate de cabeza cerrado en un saque de esquina que se marchó lamiendo el palo largo de la portería de Juan Pérez. La respuesta visitante no tardó en llegar y un minuto después Imanol Arana trató de sorprender desde la frontal del área a Edu con un disparo con efecto que se marchó desviado por poco. Esta ocasión del centrocampista navarro fue la única para los suyos en la segunda mitad.

Cumplida la hora de juego Luisito introdujo en el campo más pólvora al dar entrada a David Añón y Abel Suárez y enviando al perfil zurdo a un Álex González que bien pudo adelantar a su equipo hasta en dos ocasiones previas al segundo gol.

A los 70 minutos, una jugada iniciada por Añón terminó con un centro perfecto de Jacobo Trigo que puso en bandeja el 2-1 a Mateu para certificar una merecida remontada. El delantero mallorquín, que ayer fue titular por la ausencia de Barco por sanción, anotó su segundo tanto oficial de la temporada con un testarazo inapelable.

El gol le sentó como un jarro de agua fría al Promesas y el Pontevedra se vino todavía más arriba para buscar la sentencia. Así, el propio Añón estuvo cerca de hacer el tercero en un disparo lejano.

Pero la diana de la tranquilidad llevó la firma de uno de los cambios del entrenador de Teo. Álex Fernández, que bordó prácticamente cada una de las jugadas que hizo desde que salió al campo para jugar el último cuarto de hora, puso la guinda con un preciso disparo desde la frontal a una jugada de libro. Añón inició la ocasión deshaciéndose de tres defensores en la conducción para después entregársela a Abel, este adelantó el balón para Mateu que de primeras se la dejó de cara para que Álex Fernández entrase con todo desde atrás y marcase el mejor tanto pontevedrés de lo que llevamos de liga. Poca historia a partir de ese momento, los de Pasarón no bajaron el ritmo e incluso tuvieron opciones de aumentar todavía más su ventaja antes del final.