Corría octubre de 2014 y el Pontevedra estaba instalado en la zona media de la tabla de Tercera División. En la primera temporada de Lupe Murillo al frente del club, se había hecho un equipo para ascender sí o sí, pero en aquel entonces, el optimismo reinante en verano se había transformado en depresión.

Manu Fernández no lograba sacar partido de la mejor plantilla del Grupo I y tras empatar en casa ante el Silva, la junta directiva decidió la decisión de cesarle. Milo Abelleira, por aquel entonces director deportivo, se hizo cargo del equipo de forma interina y unos días después, Luisito era el elegido para conducir la nave granate a buen puerto.

El lunes 20 de octubre de 2014 el técnico era presentado oficialmente en Pasarón y se ponía a trabajar. Y ya en su primer partido, entró con buen pie. Un tanto de carambola de Jorge Rodríguez en el añadido daba al Pontevedra los tres puntos ante el Boiro. Era la jornada 10 y el equipo ya se colocaba quinto, a las puertas de la promoción.

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Tres fechas después, en la 13, el Pontevedra se metería por primera vez en los puestos de play off y de ahí, directo al ascenso. Un salto de categoría que fue "muy sufrido". "De aquel play off guardo los mejores y los peores recuerdos", rememora Luisito. El técnico asegura que su momento más duro en estos dos años como preparador del cuadro granate fue el día que el Mensajero les privó del ascenso. Sin embargo, el preparador admite que poco después, lograría uno de sus grandes éxitos deportivos y se resarciría con el ascenso en la eliminatoria ante el Haro. "Fue, sin duda, el momento más feliz que tuve como preparador del Pontevedra", admite el entrenador teense.

Aquella temporada en Tercera, el equipo logró grandes números para acabar líder y mostrarse muy solvente en casa durante el play off. De 35 partidos, el Pontevedra ganó 23 y tan solo perdió siete (tres de ellos en la promoción). Unos números notables a los que Luisito les da valor: "Obviamente teníamos un gran equipo, pero solo hay que ver dónde estaba el Pontevedra cuando llegué para darle mérito a esas cifras".

El éxito en la fase condujo a la Segunda División B, donde obviamente, el equipo bajó el ritmo de puntuación. Pese a ello, se cumplió sobradamente con el expediente. "Hicimos una buena temporada teniendo en cuenta que el objetivo era la salvación, aunque en la segunda vuelta dimos un bajón por las lesiones y porque me resultó difícil mentalizar a los jugadores", explica el técnico. Pese a ese mal final, el Pontevedra consiguió vencer 14 partidos, seis de ellos a domicilio, y ser uno de los equipos menos goleados del grupo. Recibió 37 tantos, menos de uno por encuentro.

Progresar

Ahora, el técnico afronta su tercera temporada al frente del club con la mente en conseguir que el equipo siga progresando. "Yo no hablo de play off porque es una tontería pensar en eso. El club sabe lo que pienso y yo, lo que los dirigentes creen. Debemos pensar sólo en el siguiente partido, aunque obviamente quiero estar arriba", recalca.

El objetivo es crecer como club e institución y en este tercer curso, se está consiguiendo. De momento, Pasarón es un fortín y confirma que el tercer proyecto de Luisito también rinde mejor si juega en casa. Las cifras son mejores que las del curso pasado y gracias a ello, su Pontevedra acumula 42 partidos entre liga y play off en casa, de los que ha ganado 27 y tan solo ha perdido seis.

En este cómputo no entran los partidos de copas, torneos en los que el equipo no ha destacado demasiado. De hecho, el técnico asegura que uno de sus peores días como entrenador fue la derrota en la final de la Copa Federación ante el Arosa de hace una semana. "Odio perder", reconoce. Filosfía Luisito.