- El Mono Montoya llegó a vestir una camiseta con una foto suya conduciendo un camión, otros siguen un rito ¿Usted tiene manías?

- Alguna siempre tienes. Siempre acostumbras a hacer las mismas cosas, sobre todo cuando empieza el fin de semana. Pero esas manías quedan para uno, porque cada uno las tiene y lleva a cabo como quiere. No sé, yo cuando salgo al campo salto. Hay varias que tengo en mente. Las mías son más bien internas, en casa, no en el campo.

- Cuando somos niños todos queremos marcar goles ¿Cuándo supo usted que lo que quería era jugar de portero?

- En el colegio había un equipo de fútbol sala y yo actuaba tanto de portero como de jugador. Al final te vas haciendo a la idea de que tu sitio está en la portería desde pequeño, te gusta porque es divertido tirarse al suelo, embarrarse. Le vas cogiendo el puntillo y a mí me gusta convivir con esa presión de ser el último hombre antes del gol. No sé qué se siente al meter un gol en un partido oficial, pero sí que sé lo que supone parar un penalti o salvar un mano a mano y puedo decir que eso me satisface mucho.

- ¿Qué hace fuera del fútbol?

- Me gusta mucho ir al cine y otros deportes, el surf. Mi padre dejó una empresa de turismo y nos dedicamos al turismo náutico, al ocio y tiempo libre. Me gusta estar con los míos que son los que te conocen bien y los que al final tienen gran parte de culpa de que cada deportista cumpla sus retos. La gente que está conmigo a diario me proporciona muchas cosas y me hace sentir en paz a la hora de afrontar mis retos y conseguir mis objetivos.