El Pontevedra tiene prácticamente cerrado su objetivo primordial de esta temporada después de 28 jornadas sufridas en las que ha conquistado 44 puntos distribuidos en doce victorias, ocho empates y ocho derrotas.

Con estos guarismos destacados en el zurrón, el equipo pontevedrés puede quitarse ya la presión de ver cumplido el objetivo para el que fueron todos firmados a comienzos de año y empezar a soñar con otros objetivos más ambiciosos en los que solo la ilusión pondrá las metas y decidirá hasta dónde es capaz de llegar la escuadra granate, también bautizada por Luisito como "el equipo de la ilusión".

Desde que a finales del mes de enero un empate ante el Lealtad de Villaviciosa puso la barrera de los 45 puntos que el técnico del Pontevedra había fijado como límite para conseguir la permanencia a dos victorias de distancia, la meta pareció resistirse (y todavía lo hace) más de la cuenta y el equipo dio un pequeño frenazo a la forma a la que tenía acostumbrada a su afición de ir puntuando. Algo más de un mes y cinco partidos en los han logrado cinco de 15 puntos posibles, han servido para que ese ansiado objetivo de permanecer un año más en la división de bronce del fútbol español, se acaricie ya con las yemas de los dedos de forma virtual.

Pese a que lo que luce en el casillero del conjunto de Pasarón está un paso por debajo de la meta impuesta, los números de anteriores temporadas dicen que 44 puntos son (casi siempre) suficientes para respirar con tranquilidad al final de la campaña.

No obstante, no son ni mucho menos decisivos pues la temporada pasada hubo equipos como el filial de la Unión Deportiva Las Palmas que dio con sus huesos en el infierno de Tercera con 47 puntos en su haber después de perder su encuentro de promoción de descenso. Lo mismo le ocurrió al filial del Mallorca, con la misma cantidad de puntos que ahora tienen los granates.

Cabe decir también que solo tres equipos entre los cuatro grupos que conforman la Segunda B han perdido la categoría en las últimas tres temporadas con una cantidad de puntos similar a la que ahora luce en el casillero del equipo de la ciudad del Lérez. Por otra parte, ninguno de estos descensos se ha producido en el Grupo I en el que precisamente esos 44/45 puntos ha sido la barrera marcada por el décimo quinto clasificado en las últimas cuatro temporadas siendo el pasado curso el Lealtad el conjunto que se salvó por los pelos.

Curiosamente fue en el curso del descenso del Pontevedra a Tercera, la temporada 2010-2011, cuando más cara estuvo la permanencia en el Grupo I ya que el Conquense debió disputar un partido de promoción de descenso que finalmente superó habiendo conseguido 47 puntos mientras que el Deportivo B descendió junto a los granates con 45.

Pese a todo sería una hecatombe muy poco probable que este equipo que ahora puede pelear por entrar en el play off, muerda el polvo en los últimos diez partidos que le restan hasta mediados de mayo.

Buscando espejos

El ejemplo del Real Avilés ya no sirve para que Luisito mantenga alerta a sus hombres de cara a posibles despistes. Los asturianos tuvieron que decir adiós el pasado año a la división de bronce después de cuajar una primera vuelta de gran rendimiento, muy similar a la que han realizado esta campaña los pontevedreses.

Con el Avilés como espejo anticuado, el reflejo en el que se debe mirar a partir de ahora el Pontevedra está mucho más lejos. Esta misma campaña otro equipo está abanderando eso que el de Teo llama ilusión por todos los campos de Inglaterra, demostrando que nada es imposible en el deporte a pesar del dinero de los demás rivales. El Leicester de Claudio Raniere también tenía objetivos mucho más discretos el pasado verano y ahora lidera la Premier League y lucha por un objetivo que ni hubieran soñado, como lo mismo le ocurrió al Eibar hace dos temporadas cuando ascendió a Primera División.