Pontevedra y Celta B no fueron capaces de conseguir la victoria en su encuentro de ayer en Barreiro, un partido en el que unos y otros ofrecieron mucho trabajo táctico y pocas ocasiones. Como en todo derbi, no faltó la polémica, con el tanto local en dudosa posición.
El cuadro visitante contó en este cita con el gran apoyo de su afición. Unas 300 personas se dejaron la garganta jaleando a los de Luisito en un derbi de rivalidad importante para poder cumplir el objetivo de la permanencia lo antes posible.
Luisito repitió el esquema de los dos últimos partidos con Carnero y Borjas en punta y las entrada de Kevin Presa y Pablo como titulares una vez resueltos sus problemas musculares.
La primera parte fue de dominio local, con un Celta B técnicamente mejor que retuvo el balón y llevaba el control del juego, imposibilitando a los granates llevar peligro. Pese a todo, el rigor táctico y la presión defensiva hicieron que los pupilos de Torres Gómez apenas consiguiera inquietar a los de Luisito. La intensidad fue la tónica dominante en unos primeros 45 minutos que adolecieron de jugadas brillantes u ocasiones de gol destacabales.
En busca de mayor mordiente en ataque el técnico de Teo, al igual que hizo en Pasarón ante el Peña Sport, decidió enviar a Borjas a la banda izquierda, centrando la posición de Mouriño a un trivote con el que logró ganar más la posesión.
Este refuerzo de la línea de mediocentros fue agudizado al poco de arrancar el segundo periodo cuando entró Queijeiro en el campo en lugar de Jandrín.
Los goles, tras el descanso
El Celta B se adelantó cuando se rondaba la hora de juego gracias a un gol de Guille Andrés a pase de Fragapane, en una jugada en la que los aficionados granates reclamaron fuera de juego del jugador que dio la asistencia.
La reacción al gol del banquillo pontevedrés fue rápida. Sin nada que perder, Luisito retiró a Pablo, tocado durante esta semana, para dar entrada a Anxo. Ante esta situación Kevin Presa tuvo que retrasar su posición a la de central. Este cambio en el esquema lerezano dio más de un dolor de cabeza al Celta B, que se mostró perdido durante varios minutos y sin saber cómo defender al Pontevedra.
Anxo tardó muy poco en darle la razón a su míster, pues a pocos minutos de entrar en el campo, el espigado extremo desbordó por banda izquierda y puso un centro atrás para que Mouriño fusilase por bajo a Iván Villar.
El gol dio nuevas fuerzas a los granates, que fueron a por el partido, viéndose más fuertes que su rival y acabando el partido en campo contrario. Los celestes acusaron en exceso la falta de Pape en el centro del campo durante el último cuarto de hora y solo apretaron en el tiempo de descuento, cuando una serie de faltas a su favor permitió que el ritmo impuesto por los visitantes decreciese.
La afición desplazada desde Pontevedra acabó visiblemente molesta con el trabajo del colegiado castellano-leonés González Hernández, al considerar, al margen de la jugada del gol, que estaba siendo excesivamente permisivo con el equipo local y castigando con severidad las faltas granates. No en vano, el Pontevedra vio hasta siete tarjetas amarillas frente a las dos de los celestes.
Este empate le sirve a los de Luisito para encadenar la quinta visita de forma consecutiva sin perder lejos de su estadio. Si bien el premio en los dos últimos encuentros en los que no se pasó del empate pudo ser mayor de haber tenido suerte en el arbitraje, algo de lo que posteriormente se lamentó el propio técnico en rueda de prensa.
En el lado negativo, Adrián Mouriño no podrá jugar la próxima semana al haber visto en Barreiro la quinta tarjeta amarilla. En su lugar podría entrar Queijeiro quien ayer jugó su mejor partido desde que es jugador del Pontevedra.
