El Pontevedra y el excoordinador de la base del club, Milo Abelleira, han llegado a un acuerdo económico en relación a una demanda por despido improcedente presentada por el que fuera director deportivo y entrenador del primer equipo y el filial en diferentes fases. Con este acuerdo, ambas partes se ahorraban celebrar el juicio que se iba a celebrar en el Juzgado de lo Social 3 de Pontevedra y que iba a empezar ayer mismo.

Con el acuerdo, el Pontevedra reconoce el despido improcedente del excoordinador de la base del club, al que se le rescindió el contrato a pocos días del comienzo de la fase de ascenso, en el pasado mes de mayo. Desde ninguna de las partes han querido precisar la cuantía por la que se acordó su indemnización debido a un acuerdo de confidencialidad.

Este acuerdo pone punto y final solo a uno de los capítulos judiciales abiertos entre Milo Abelleira y el club granate. Así, está pendiente otra vista por la reclamación de diversas cantidades por parte del ex-técnico, jucio señalado para el próximo mes de febrero en el Juzgado de lo Social 4. Entre los dos procesos la cifra total reclamada rondaría inicialmente los 200.000 euros.

Al juicio, que finalmente no se celebró, estaban convocados como testigos, por parte de Milo, los ex-presidentes Mauricio Rodríguez y José Manuel Fernández y el ex-entrenador Manu Fernández, mientras por el Pontevedra se iban a presentar como testigos la propia presidenta, Lupe Murillo, los consejeros Roberto Feáns, Pablo Galván y Enrique Mariño y la empleada Natalia Penide.

Milo Abelleira recibía la noticia del despido de sus funciones en el Pontevedra a finales de mayor. Entre los dirigentes había cierto malestar por la gestión realizada al frente de la base desde que fue nombrado coordinador deportivo de la entidad, debido la trayectoria de varios equipos base, entre los que estaba el descenso del Pontevedra B, que del que Abelleira se hizo cargo como técnico en diciembre de la pasada campaña hasta que fue relevado por Sergio Otero en una temporada que acabó con una polémica alineación indebida ante el Nogueira de Ramuín. El técnico también llegó a dirigir durante una jornada al primer equipo la temporada pasada, en la que se hizo cargo del equipo tras la destitución de Manu Fernández y antes de la incorporación de Luisito, en un partido en el que vencieron los granates contra el Cultural Areas. Actualmente el responsable de la base del club es Pedro Ferreira.

La cláusula del contrato de Abelleira contemplaba la prórroga por un año en el caso de que el primer equipo lograse un año más de contrato, algo con lo que no estaban de acuerdo los dirigentes de ahí que le hubiesen apartado de la dirección técnica de la primera plantilla, y situar en su lugar al consejero Roberto Feáns, que es quien se encargó de hacer la plantilla de esta temporada. El técnico pontevedrés llegó al club de la mano de Mauricio Rodríguez y José Manuel Fernández, que fueron quienes apostaron por él, para iniciar un proyecto de tres temporadas que tenía como objetivo recuperar la categoría perdida y formar un equipo eminentemente de jugadores de la comunidad.

En su primera campaña, Milo Abelleira, haciendo las funciones de director deportivo y técnico consiguió meter al equipo en la fase de ascenso, en la que se encontró con el filial del Espanyol, que dejó en la cuneta.

En la siguiente, el equipo se quedó a las puertas de jugar el play-off, pero una cláusula firmada en su contrato no le permitía seguir como entrenador, dedicándose exclusivamente a la parcela de director deportivo de la entidad granate. En esa tercera temporada, el club que ya estaba presidido por José Manuel Fernández fue capaz de clasificarse de nuevo para jugar la fase, en la que llegó hasta la tercera eliminatoria. Fue una campaña en la que comenzó como entrenador Nando, que fue sustituido posteriormente por el joven Manu Fernández.

La presencia del equipo en el play-off le valió para tener una temporada más de contrato, aunque tras la llegada de Lupe Murillo a la presidencia, el consejo de administración decidió que solo hiciese las funciones de coordinador deportivo de la base, en un año pésimo para las categorías inferiores, y en la que el equipo filial.