Queda apeado el Pontevedra de la segunda ronda de la Copa del Rey después de caer en Guijuelo por 1-0. Valió para los chacineros el solitario gol de Luis Milla sobre la hora de juego, justo antes de que el centrocampista madrileño abandonara el campo aquejado de una lesión, presumiblemente grave.

Lo intentó el cuadro de Luisito hasta el final, pero la falta puntería que está demostrando el equipo en este arranque de temporada volvió a salir a la luz en el Municipal de la localidad salmantina. En los últimos instantes Pablo Carnero tuvo una gran ocasión para neutralizar el 1-0 con un disparo potente. Tercera derrota consecutiva de los granates, las tres por idéntico resultado.

Le costó entrar en juego al Pontevedra en el Municipal de Guijuelo. El conjunto entrenado por Luisito se vio superado de inicio por la efervescencia de los chacineros, que salieron dominadores y poniendo cerco al arco custodiado ayer por Lloves. La presión urdida por el técnico gallego no funcionó y a pocos minutos del comienzo, advirtieron a los locales con un gol que no subió al marcador por posición antirreglamentaria de Nacho Rodríguez. El remate posterior a la red de Piojo estaba ya invalidado.

Gordillo tomaba la manija del Guijuelo desde la mediapunta. El jugador local era un quebradero de cabeza para la zaga granate, construyendo fútbol y amenazando con su movilidad a la retaguardia pontevedresa. La primera aproximación de los gallegos no llegó hasta el minuto 14, cuando Carnero disparó desde el balcón del área aprovechando un desajuste de los chacineros. El balón no encontró portería.

Ataviado con su mediática equipación del jamón, el Guijuelo empezó a desplegar un juego vistoso que hizo las delicias de los aficionados que acudieron al Municipal. Afortunadamente para los intereses del Pontevedra, los salmantinos carecían de efectividad ante la meta de Lloves. El portero visitante, precisamente, mostró sus dotes al detener un peligroso disparo de Nacho Rodríguez. Antes lo había probado tímidamente el capitán Tubo pero Kike Royo detuvo sin mayores problemas.

El tramo final siguió siendo del Guijuelo, pero el cuadro de Rubén de la Barrera se encontró enfrente con un Pontevedra bien organizado y que supo mantener el empate a cero inicial al tiempo de asueto.

Mejor en la segunda parte

No debía gustarle a Luisito lo que veía sobre el terreno de juego, en especial en el centro del campo, y decidió sustituir a Pedro García y Tubo para dar entrada a Quejeiro y Kevin Presa. El cambio surtió efecto en los granates, al menos en los primeros compases, puesto que el portero Kike Royo tuvo que intervenir en dos aproximaciones tras lanzamientos de la delantera visitante. Pagaría cara su mayor ambición el cuadro de Pasarón justo antes de la hora de juego. Luis Milla agarró el cuero en la frontal y golpeó con todas sus fuerzas para establecer el 1-0 favorable a los chacineros. Nada pudo hacer Lloves para atajar el remate. El centrocampista local vio la tarjeta amarilla en la celebración al acercarse a la grada donde se encontraba su compañero Antonio Moreno. Precisamente el propio Milla volvería a ser protagonista dos minutos después del gol. El madrileño chocó en una acción fortuita con su compañero Luque y cayó lesionado con visibles gestos de dolor en su rodilla, abandonando el terreno de juego y dejando su sitio a Ramos.

El 1-0 no contentó al Guijuelo que siguió a la carga buscando el gol de la sentencia. En el minuto 65 de nuevo la fortuna se alió con el Pontevedra con dos remates consecutivos contra la madera de los chacineros. Primero fue Gordillo el que se topó con el palo izquierdo y el posterior rechace lo recogió Romero para enviar el cuero al palo derecho. El cuadro gallego no lograba contrarrestar el aluvión ofensivo de su oponente, totalmente volcado sobre el área de Lloves. Sin embargo, los de Luisito aprovechaban los errores locales para hilvanar rápidas transiciones que no llegaban a buen puerto.

En el tramo final del partido, De la Nava, que acababa de ingresar en el rectángulo, estuvo cerca de hacer el 2-0 para los chacineros. También la tuvo el Pontevedra en las botas de Pablo Carnero, pero su disparo no significó el equilibrio en el marcador.