El partido prometía un duelo igualado y no defraudó. Fue agónico. Teucro y Bidasoa, dos clásicos del balonmano nacional se veían las caras en un encuentro no apto para cardiacos en el que el Teucro supo sufrir como nunca esta temporada en casa y pudo remontar el resultado en los dos últimos minutos para firmar el 25-24. Fue una victoria más que trabajada en la que si tiene que brillar un nombre por encima del de todos ese es el del portero Iago Gómez por constantes intervenciones en la segunda parte, que dieron alas al equipo cuando más complicada parecía la remontada.

Este Teucro invita a soñar con Asobal y su afición que es de un nivel superior a División de Honor Plata. Los aficionados presentes en el Pabellón Municipal no se arrugaron en los peores momentos del partido y llevó al equipo en volandas cuando más lo necesitó, preparando un ambiente infernal que difícilmente podrán olvidar los del Bidasoa. Precisamente los irundarras volvían a Pontevedra tras el fatídico encuentro de 2013 en el que apearon a los azules del ascenso a Asobal tras vencer 20-24.

El partido arrancó con un Teucro que no podía emplear sus mejores armas: el contragolpe y los tiros lejanos. El Bidasoa preparó una defensa guerrera, muy profunda y con muchas acciones agresivas. Los locales cogieron el control del partido y se pusieron 3-2 en el minuto 7, pero solo fue un espejismo. Los visitantes apretaron más y forzaban los errores del Teucro para ponerse por delante, empezando el vendaval de Adrián Crowley. logrando un parcial de 0-4 en cuatro minutos.

Tras el descanso, Dani Hernández y Carlos García, con parada de Gómez por medio que empezaba su recital, devolvía el marcador a las tablas. Pero la dureza del partido pasó factura y el Bidasoa encadenó varios minutos en superioridad numérica, que aprovechó para volverse a poner a 4 por delante (17-21 en el minuto 47). Fue entonces cuando Gómez bloqueó la portería y Carlos García y Borja Fernández lograban un parcial de 5-1 que cerraba Dorado para el Teucro, con el público celebrando el 22-22 como una victoria y a gritos de "Sí se puede". Se había sufrido mucho.

Después de anotar el Bidasoa el 22-24, Dorado es expulsado y García Pichel sufría un pinchazo y con inferioridad numérica y a falta de 4 minutos para el final, los árbitros pitan un penalti en contra. Salió Amérigo a la portería, de los pocos minutos que salió. El tiro era clave y paró el penalti a Crowley. Hernández culmina dos ataques que ponen el empate en el marcador. A falta de minuto y medio ataca el Bidasoa y detiene Gómez y Carro no perdona la contra (25-24). El Teucro volvía a ponerse por delante a falta de un minuto para el final y el Bidasoa recuperó la última posesión, parando Gómez el tiro sobre la bocina evitando el empate. Afición y equipo, siguen soñando con Asobal.