La estabilización en Primera División no ha cambiado la esencia del proyecto céltico que comenzó a modelarse en Segunda División. Sigue la cantera como uno de sus pilares fundamentales. El número de jugadores formados en A Madroa se mantiene en la docena. Varía, sin embargo, su composición y peso. Se ha producido un profundo relevo generacional en los dos últimos años, de forma que siete de los héroes gallegos del ascenso han abandonado la entidad. Unos, porque el club los descartó; otros, debido a lucrativos traspasos. La brillante generación juvenil que se proclamó subcampeona de España en 2013 a las órdenes de David de Dios ha irrumpido en el vestuario profesional para relevarlos, pero todavía no se ha consolidado. El crecimiento del equipo incrementa la exigencia.

La cantera disfrutó de un claro protagonismo en el ascenso de 2012. Yoel, Sergio Álvarez, Roberto Lago, Jonathan Vila, Túñez, Toni, Hugo Mallo, Borja Oubiña, Álex López y Iago Aspas tuvieron importancia en los esquemas de Paco Herrera, ya fuese de forma constante o coyuntural. Dani Abalo, cedido al Nástic en enero, fue el único excluido de la ecuación. A este grupo pertenecen las imágenes más emotivas de una fiesta esperada durante un largo lustro.

De esa camada, de entre los 30 años que tenía Oubiña entonces y los 21 de Hugo, sólo permanecen en la plantilla ellos dos más Álex López y Sergio. Iago Aspas alcanzó el estrellato en el ejercicio siguiente, lo fichó el Liverpool por nueve millones de euros y ahora milita en el Sevilla. Yoel, que se iría en préstamo al Lugo, encandiló en la pasada Liga y lo ha fichado el Valencia por un millón ochocientos. Roberto Lago quedó libre en junio de 2013 y se mudó a Getafe.

Aspas, Yoel y Lago eligieron mejores contratos o escuadras poderosas. Les convino a ellos y al Celta, aunque cada historia tiene su intríngulis (Yoel se fue porque quisieron todas las partes, pero con dolor). Otros tuvieron que hacer las maletas porque el club consideró que habían dejado de ser útiles. Sucedió con Túñez, ahora en el Buriram United tailandés tras su experiencia en el Beitar Jerusalén; con Vila, que del Beitar se ha ido al Oviedo; con Toni, que quiso probar la aventura americana en el Sporting Kansas City después de que Luis Enrique fracasase en su intento de reconvertirlo en lateral; con Dani Abalo, que ha comenzado su segunda campaña en el Ludogorets búlgaro.

En el cambio generacional existen versos libres. Como Jony, que se introdujo en el vestuario profesional de forma silenciosa y hoy es uno de los valores más sólidos en el equipo. Está Madinda, que llegó con 18 años en 2010 al filial y tiene la consideración general de canterano. Y verso libre como ninguno ha sido Jota Peleteiro, cedido al Real Madrid Castilla y al Eibar; y traspasado al Brentford por 900.000 euros cuando el entorno pensaba que al fin desarrollaría todo su talento con la camiseta celeste.

Pero el gran desembarco es el de la generación que perdió la final de la Copa de Campeones ante el Sevilla en el verano de 2013. Chicos en distinto grado de maduración y con perspectivas muy diferentes ante el arranque de temporada. Yelko Pino no ha superado de momento el corte. Goldar, Jordan y Samu han agradado, aunque sin aparentes opciones inmediatas; Rubén Blanco, más precoz (había saltado al filial y ya no jugó la Copa de Campeones), se encuentra en plena competición con Sergio por la titularidad; Mina y Costas, muy empleados por Luis Enrique, han retrocedido en el escalafón si los indicios veraniegos se confirman. De julio y agosto sale Borja Fernández como astro emergente al haber rentabilizado los minutos facilitados por la lesión de Oubiña y el retraso en el fichaje de Radoja.

Un Celta, en resumen, que en sus planes de crecimiento en Primera División no ha dejado de lado a su cantera, esa cantera que fue su salvación en Segunda. Pero que a día de hoy no es un recurso tan esencial en la escuadra. En un once probable ante el Getafe sólo figuran Sergio, Mallo, Borja Fernández y Álex López. Al final, no es sólo política de club, sino de que cada jugador exija su propio espacio mediante su rendimiento, como expone Santi Mina. "Todos estamos muy contentos de que el Celta siga con esta propuesta de sacar a gente de la cantera. Pero también nos lo merecemos. Hemos hecho cosas para estar aquí arriba. Los entrenadores lo han visto y nos han dado una oportunidad única, que se tiene muy pocas veces en esto del fútbol. Mis compañeros y yo queremos hacernos un hueco en este equipo".

Y aunque joven, es consciente de las leyes de su oficio si le recuerdan a los que se fueron tras abrirles paso: "Ya se sabe cómo es esto del fútbol. Unos a veces tienen que salir. Llegan otros. Nos toca seguir peleando por conseguir un puesto".