En el momento en que abandonó el atletismo, José María Muradás no tenía la intención de volver a ejercer su profesión de entrenador, pero debido a la presencia de su hijo Rafa en la plantilla de la ACD A Seca, accedió a la oferta que le hicieron en el club para hacerse cargo de la preparación física del equipo pontevedrés, que llegó a militar en la División de Honor de juveniles.

Los buenos resultados del club se le pueden achacar en parte al gran trabajo realizado, ya que el equipo físicamente era de los mejores de la categoría, incluidos equipos como el Sporting Gijón, Racing Santander y alguno más que dependía de equipos que militaban en Primera División.

Su carácter introvertido propició que unas temporadas más tarde abandonase el proyecto, al discriminar con el entrenador del conjunto blanquiazul. Parecía su última batalla en los banquillos, pero Paco Presas logró convencerlo y lo llevó al Rías Baixas Fútbol Sala que en aquel momento militaba en la División de Honor.

Presas era consciente de que iba a tener el lujo de contar con un preparador físico de los mejores a nivel autonómico, por eso hizo una apuesta muy fuerte por llevarlo al club. Los resultados fueron inmejorables ya que el equipo pontevedrés se convirtió en la revelación del campeonato, logrando clasificarse entre los mejores, de la considerada la mejor liga del mundo.

Tras esta etapa abandonó definitivamente el mundo del deporte, aunque sus grandes amigos hasta hace unos días todavía le pedían consejos sobre la preparación de los deportistas, a lo que nunca se negaba, ya que dentro de su corazón todavía latía esa ansiedad de volver a pisar una pista de atletismo y seguir demostrando su gran preparación para ejercer esa función, sobre todo tras jubilarse hace unos años en el banco.

El funeral de José María Muradás se celebrará esta tarde, a partir de las cinco de la tarde en la Iglesia de San José de Campolongo, y el entierro será a continuación en el cementerio de San Mauro. La salida del tanatorio San Mauro se producirá a las 16.30 horas.