Los descensos de categoría siempre son dolorosos. Por mucho que sean ya esperados, resultan difíciles de encajar. Pero más si cabe para el Arxil, cuya tradición en esta categoría le había convertido en un auténtico clásico del baloncesto femenino pontevedrés. El adiós o hasta luego de las verdes al actual formato de segunda mejor división de la competición estatal se produce tras ser el único equipo que ha participado en todas las campañas, un total de 12.

El encuentro de ayer, a pesar de que los responsables del equipo mantengan aún ciertas esperanzas de que algún tipo de reorganización de las diferentes ligas para seguir en el torneo de plata, fue el más triste en la trayectoria deportiva de esta entidad que se aproxima a los 30 años. Las caras largas eran la tónica predominante en la fiel pero escueta afición que ha acompañado al plantel durante esta dura temporada en la que hubo que esperar a la segunda vuelta para conocer el triunfo.

Atrás quedan tiempos mejores, siempre con Mayte Méndez al frente, en los que el plantel llegó a luchar por el ascenso a la máxima categoría. Días de satisfacción como los que vivieron en 2003 y 2004 y que ahora dan la sensación de estar aún más lejanos que esos 10 años que han pasado.