La reacción que el Pontevedra experimentó en la segunda parte de la cita contra el Somozas refuerza la que parece haberse convertido en una de sus especialidades. A lo largo de esta temporada, el conjunto ya ha sido capaz de marcharse en siete ocasiones con al menos un punto de partidos en los que empezó perdiendo.

El disputado este pasado domingo es uno de los mejores ejemplos de la capacidad a la que puede llegar el equipo cuando pone a funcionar todo su potencial. De hecho, en el minuto 69 perdía por 2-0 y al final solo le faltaron algunos minutos para concluir la remontada.

El levantar resultados adversos se ha convertido en algo que podría considerarse habitual para el equipo. Desde la jornada séptima, en la que empezó perdiendo ante el Narón y acabó en tablas (1-1), el plantel ha sufrido periódicamente unos inicios de partido poco afortunados que le han obligado a esforzarse a fondo para no terminar con las manos completamente vacías.

La mayoría de las veces que el Pontevedra empezó perdiendo y finalmente evitó la derrota lo hizo con empate. Solo en dos ocasiones, contra el As Pontes (4-2) y el Dorneda (2-1), el conjunto fue capaz de culminar con triunfo. El resto, además de aquella cita contra el colista, finalizaron con igualdad en el electrónico, ya fuese con el Bergantiños (1-1 en casa) o, a domicilio, el Compostela (1-1), Betanzos (3-3) y el Somozas de esta última jornada.