Al Celta se le ha encasquillado el revólver. Con el decepcionante empate sin goles firmado el pasado domingo en Balaídos ante el colista Málaga, el grupo de Juan Carlos Unzué ha encadenado por primera este curso dos jornadas sin marcar, dos encuentros consecutivos en blanco que han frenado sus aspiraciones en la apretada carrera europea y han sembrado dudas sobre la capacidad del equipo para cumplir con el objetivo declarado de regresar el próximo curso al continente.

La dependencia de Iago Aspas y Maxi Gómez, su pareja de delanteros, está en el origen de la crisis goleadora que viene afectando al equipo celeste en el último mes de competición. El moañés y el uruguayo llevan cuatro semanas sin celebrar un tanto y el Celta lo ha notado de forma evidente. Sin la aportación de su dúo atacante, el cuadro solo ha marcado dos goles (ambos ante el Las Palmas) en los últimos cuatro partidos y ha sumado apenas un tercio de los puntos en juego (4 de 12) con pobres sensaciones sobre el terreno de juego.

El descenso de la productividad goleadora de Aspas y Maxi se produce después de que ambos alcanzasen en el inicio de la segunda vuelta del campeonato registros goleadores propios de otros tiempos. En la vigésimo quinta jornada, tras doblegar al Eibar en Balaídos, el tándem céltico alcanzó la treintena de goles -un cifra que solo otras seis parejas de delanteros habían logrado en los 94 años largos de historia del club- , aupando provisionalmente al Celta a la séptima plaza. Solo el tándem formado por los azulgranas Lionel Messi y Luis Suárez mejoraba sus registros en la Liga.

En ese momento, con sus dos artilleros en estado de gracia, el Celta parecía lanzado en la carrera europea. Nada parecía poder detener a los de Unzué. Pero la visita a Montilivi cambió inesperadamente las tornas. Ni Iago ni Maxi han vuelto a marcar y el equipo ha perdido en blanco dos partidos a domicilio frente a rivales de la zona alta (el Girona, 1-0; y el Atlético de Madrid; 3-0), y en Balaídos ha sufrido mucho más de lo que cabía esperar para superar de forma agónica a Las Palmas (decimoctavo clasificado) y no ha pasado del empate sin goles frente al desahuciado Málaga en el último partido de Liga.

Los goles de Aspas y Maxi se han notado especialmente cuando han faltado. Hasta hace muy poco tiempo entre ambos se las habían arreglado para sostener al equipo. Durante la siete primeras jornadas de Liga, fue el delantero uruguayo el que alimentó al equipo celeste. Maxi se estrenó con un doblete en Balaídos en el duelo inaugural de la Liga ante la Real Sociedad y marcó también en la visita del Celta al Benito Villamarín en la segunda jornada de competición. Fue sin embargo su tanto al Alavés, en la tercera, el que proporcionó al Celta su primera victoria del curso. El uruguayo contribuyó luego a los empates firmados contra Getafe y Girona y al triunfo ante el Eibar en Ipurua, que el Celta resolvió con goleada, antes de ceder el testigo a Iago Aspas.

La fertilidad de Maxi contrastó con la sequía goleadora que acompañó a Iago Aspas, máximo artillero nacional, con 19 tantos, la campaña precedente, en el arranque del campeonato. Al moañés le costó ocho jornadas encontrar el gol, pero se disparó en cuanto anotó el primero. Su estreno llegó en el estadio Gran Canaria, nada menos que con un triplete, el primero que lograba en Primera División, justamente en ausencia de Maxi, que cumplía sanción por acumulación de tarjetas.

Desde entonces sus goles fueron cayendo en cascada: uno al Málaga, dos al Athletic, uno al Leganés, Valencia, Barcelona y otros dos al Deportivo en Riazor. Hasta el final de la primera vuelta, Aspas y Maxi fueron alternándose en el gol, salvo en la visita al Camp Nou, donde anotaron ambos. Antes del ecuador del campeonato, el uruguayo amplió su cuenta ante el Sevilla y el Real Madrid.

La complicidad goleadora ente Aspas y Maxi creció exponencialmente al inicio de la segunda vuelta. Entre ambos firmaron la victoria en Anoeta (1-2), doblegaron al Betis en Balaídos (3-2 con doblete del morracense) y certificaron el triunfo contra el Eibar. El charrúa colaboró también en el empate ante el Espanyol y Aspas marcó en Mendizorroza, aunque su gol en el descuento al Alavés no bastó en esta ocasión al Celta para puntuar.

La racha goleadora de la pareja se cortó hace cuatro jornadas en Montilivi, mitigada apenas con la victoria, con goles de Jonny y el Tucu, ante Las Palmas. Desde entonces el Celta no ha vuelto a marcar.