La medular atrae la atención céltica en esta fase del verano después de los claroscuros obtenidos en la delantera, con el fichaje exitoso del ariete Maxi Gómez y el frustrado del extremo Hirving Lozano. La adquisición de Jozabed parece cercana pero no acaba de concretarse. Marcelo Díaz, catalogado como prescindible en la recomposición de piezas, muestra su mejor versión en la Copa Confederaciones. Y el retraso en la renovación de Radoja aboca al Celta a un complicado dilema, sabiendo además que quizá el pivote serbio ya habría abandonado el club en estos momentos si la FIFA no hubiera sancionado al Atlético sin fichar.

Jozabed tiene que incorporarse mañana al trabajo con el Fulham, que inicia la pretemporada. Una situación incómoda para ambas partes: ni Slavi?a Jokanovic cuenta con el andaluz en un plan diseñado para ascender a la Premier League ni éste desea malgastar más tiempo de su carrera en un fútbol inglés al que no se ha aclimatado. Jozabed, en la esperanza de que su situación se resolviese de forma inmediata, ni siquiera había adquirido los billetes para viajar a Londres hasta las últimas horas. Pero es difícil que el asunto se resuelva a tiempo. Salvo permiso del Fulham, deberá desplazarse.

Aunque también el Betis se ha declarado pretendiente de Jozabed, el interés del jugador por seguir en Vigo tras su exitosa cesión enfoca las negociaciones del Fulham hacia los celestes. Ya que en Vigo han descartado ejercer la cláusula de compra de cinco millones pactada cuando el préstamo, el Fulham quería al menos recuperar los cuatro millones que invirtió en su adquisición del Rayo en 2016. E incluso han vuelto a flexibilizar esa postura. La operación ya se movería ahora cerca de los tres millones. Pero el Celta sigue intentando obtener las condiciones más ventajosas posibles y jugará con los tiempos de esta operación.

Sin prisas

El Celta no tiene prisa, al menos hasta el 10 de julio, cuando comenzará la etapa protagonizada por Juan Carlos Unzué con el arranque de la pretemporada. De Unzué se espera que construya la escuadra sobre un esquema básico de 4-3-3, dibujo que ya empleó Luis Enrique y mantuvo Berizzo con sus propios matices. Para esa línea de tres en la medular el técnico tendría ahora mismo a su disposición a Wass, Radoja, Tucu Hernández, Pape, Marcelo Díaz y Alex López. Pero no todos tienen su sitio asegurado.

Unzué deberá decidir si cuenta con Pape o le busca una cesión que le facilite acumular minutos en la élite. Se antoja difícil que Álex López encuentre un hueco pero el ferrolano quiere probar fortuna; si no lo consigue, pedirá un traspaso que le suelte las amarras. Y a Marcelo Díaz lo había puesto el Celta en el mercado después de su peso en la jerarquía del equipo haya ido disminuyendo. Marcelo, que brilló en su aterrizaje desde el Hamburgo, en enero de 2017, ha visto cómo en la pasada temporada las lesiones le impedían ofrecer el tono físico necesario para competir en el fútbol español. Sin embargo, Díaz conserva su prestigio y su importancia en la potente selección chilena. Está siendo titular y con aprovechamiento en la Copa Confederaciones. Eso, como mínimo, le dará al Celta más facilidad para encontrarle acomodo, pero podría incluso modificar el planteamiento.

Esta es una situación que queda en manos del Unzué y de la dirección deportiva. Con otros se depende de las apetencias ajenas. Porque Wass, Radoja y Tucu deben seguir componiendo la columna vertebral de la escuadra. Pero solo el chileno ha renovado hasta 2020. Con Wass y Radoja, que concluyen contrato en 2019, se negocia. La situación del serbio resulta especialmente preocupante.

Fue precisamente la renovación de Radoja la primera que comenzó a abordarse en la última tanda prevista, ya hace un año. Desde entonces otros compañeros, como Aspas y el propio Tucu, han ido acordando su continuidad. Lo de Radoja, por contra, se ha quedado en manifestaciones optimistas por parte del jugador y de Felipe Miñambres. Pero sin que se complete el camino.

Al menos el Celta se siente protegido en el caso de Wass por la cláusula de rescisión de 25 millones. La de Radoja es de solo 10 millones. Y su crecimiento ha sido mayor, pues llegó al Celta más joven, siendo un centrocampista desconocido de la modesta Vojvodina, mientras que Wass ya había brillando en la liga francesa.

Nemanja Radoja se ha convertido en una pieza muy cotizada en el mercado. De hecho, miembros importantes del Celta lo daban por perdido poco antes de que concluyese la campaña. Entendían que el serbio sería fichado por el Atlético de Madrid. El serbio responde bien al perfil que le gusta a Simeone, que ya en su día reforzó su centro del campo con otro céltico, Augusto Fernández. Pero la FIFA ha frustrado cualquier acometida rojiblanca en este sentido al prohibirle al club realizar fichajes hasta la ventana de mercado de enero en castigo por las irregularidades cometidas con jugadores menos de edad en sus categorías inferiores, castigo confirmado por el TAS.

Se habla de jugadores dispuestos a esperar hasta que el Atlético pueda fichar, como Diego Costa, que quedaría hasta entonces en el Chelsea, o Vitolo, que podría jugar cedido en el Las Palmas el primer tramo de la Liga. De Radoja no ha trascendido nada similar. Pero la certeza de que el Atlético lo quiere plantea al Celta un dilema. Si Radoja no renueva, al menos el Celta podrá exigir este verano los diez millones de cláusula desde una postura de fuerza. En el próximo verano esa situación sería más frágil, con el jugador a solo doce meses de quedar libre. Así que no puede descartarse la salida de Radoja, aunque en el diseño del equipo el joven centrocampista sigue teniendo un papel fundamental.