Iago Falque dejó su Victoria natal con diez años para enrolarse en La Masía. Ha pertenecido por contrato a seis clubes: Barcelona (hasta el filial), Juventus, Tottenham, Genoa, Roma y Torino, que acaba de adquirir su ficha en propiedad tras tenerlo un año a préstamo por la Roma. También ha estado cedido en Bari (no llegó a debutar) y Villarreal (filial y primer equipo) por la Juve; en Southampton, Almería y Rayo por el Tottenham. Falta el Celta, que "estuvo muy cerca", confiesa. Once camisetas en total, casi al ritmo del Loco Abreu, que a sus 40 años ha firmado con el Deportes Puerto Montt chileno, 25º equipo en su carrera, lo que constituye el récord mundial. Para Falque, sin embargo, ha llegado el momento de detenerse. Siente que ha encontrado en el Torino el hogar que ha buscado. El extremo zurdo reflexiona con lucidez sobre su trayectoria durante "las vacaciones más tranquilas", en las que no descuida su preparación.

- Salvo sorpresa, seguirá usted en el Torino. Un verano sin mudanza, el más tranquilo de su carrera.

- Es sin duda el verano más tranquilo. Lo estoy disfrutando mucho. Cuando tienes la cabeza pensando en equipos, en llamadas, estás más tenso y preocupado. La verdad es que estoy muy bien. Salió un buen año, de números bastante importantes, que me hacen tener la tranquilidad de ser importante para el Torino la temporada que viene.

- Ha militado usted en once equipos a sus 27 años. ¿Han sido las circunstancias o que a usted le ha gustado cambiar de destino?

- El Barça y la Juve no los tomo como equipos profesionales, sino como etapas de formación. Al Barcelona me fui con diez años. Y a la Juve también me fui joven, al equipo primavera. El Victoria sería otro equipo. Cuento a partir del Villarreal. Sería mi primer vestuario profesional, cuando la cosa empezó a ser diferente. Hay jugadores que se pasan veinte años en un mismo club y otros que se pasan veinte años cambiando. Va mucho en el carácter. Seguramente a veces me faltó paciencia en los sitios en los que estuve. Cuando me iba mal, me quise marchar muy rápido porque quería jugar; cuando me fue bien, tuve la suerte de que vinieron equipos como la Roma, cuando me compró al Génova. Para lo bueno o lo malo, no he encontrado esa estabilidad. Y por suerte parece que la estoy encontrando ahora.

- ¿Ha sido usted en cierto modo prisionero de la fama que adquirió siendo joven? Ha rendido en equipos de clase media, lo han ido a buscar clubes grandes y ahí no ha cuajado.

- Es así. Estoy de acuerdo. En equipos grandes no he tenido suerte hasta el día de hoy o me he encontrado a compañeros que eran mejores que yo, ni más ni menos. No rendí sobre todo en la Roma, donde empecé bien. Tuve una lesión importante, que me paró bastante. Es la oportunidad que siento perdida. Era un club importante en el que tuve opciones. Jugué bastante a pesar de las lesiones. Juve y Barça fueron más etapas de crecimiento. Irme al Tottenham sí ha sido la decisión equivocada en mi carrera. No me sirvió para nada.

- ¿Cree que aún tendrá otra oportunidad en una entidad de la clase alta europea?

- El Toro es un equipo muy reconocido en Italia, con su historia, la tragedia del Superga y demás? Estoy muy bien allí. He encontrado mi ecosistema, mi mejor nivel. No lo pienso. Si llega, se valorará en su momento. La posibilidad de jugar en un grande ya no me obsesiona como antes. Lo que me obsesiona ahora es jugar, estar contento y que mi familia se sienta cómoda, como sucede en Turín.

- ¿En Italia es donde mejor han entendido su fútbol?

- Es por lo menos donde me siento más valorado. También es cierto que en el Génova y en el Torino he hecho dos temporadas importantes, con 13 y 12 goles. Para un extremo son buenos números. Y estuve en la Roma. En España lo hice bien pero en el Rayo. Era más joven. Y fue una temporada de tres goles y seis asistencias. Son otros números. Es lógico que en Italia esté más valorado porque he hecho más méritos que en España.

- Aunque ya no son tiempos de catenaccio , ¿doce goles en la serie A siguen contando más que en cualquier otra competición?

- La diferencia en Italia es que los equipos no se descomponen nunca. Aunque pierdan 2-0, siguen manteniendo su estructura defensiva. No ves al lateral irse al ataque a remontar. Los partidos no se rompen e igual eso son un par de goles más al final de la temporada. Pero el fútbol italiano ha cambiado mucho y no es tan defensivo como antes. La liga española tiene más intensidad, la italiana es más táctica, la inglesa tiene más fuerza? Pero no sabría decir por qué hay jugadores que meten más goles en unas ligas o en otras Depende mucho del jugador, de sus características.

- Comparte vestuario con un jugador que casi firma con el Celta el pasado verano, Ljajic.

- Tiene muchísimo talento. Es un jugador diferente. Cuando está bien y es capaz de reconocerlo, en la Serie A hay pocos como él. Incluso en Europa. Parece que en el Torino, como me ha pasado a mí, ha encontrado su sitio. Es un placer jugar con compañeros de esa calidad.

- Y en la Roma estuvo con Totti, que se acaba de retirar.

- Es la parte buena de haber cambiado tanto de equipo. He tenido la suerte de entrenar con Del Piero en la Juve y de compartir vestuario y jugar con Totti. Son jugadores únicos, de los que siempre se hablará. Son historia. Tener la suerte de conocerlos y divertirte con ellos en los entrenamientos son cosas que te quedan. Yo ya sabía quién era Totti pero cuando llegas a Roma y ves la relevancia que tiene para la gente es increíble. Creo que ningún jugador tendrá jamás tanta importancia en una ciudad como Totti en Roma.

- ¿Cómo era en la intimidad?

- Totti es como se le ve: tranquilo, normal, familiar, un buen tío. A estos jugadores a veces los endiosas desde fuera. En cierto modo en el campo son así. Pero cuando los conoces te sorprenden porque son tipos normales. Lo que también es lógico. Es alguien que hace mejor un deporte y punto, igual que otros hacen otros. Se tiende a endiosarles mucho y eso genera impresiones equivocadas.

- ¿Cómo valora un profesional la trayectoria de alguien como Totti, que renunció a estar en escuadras como el Real Madrid?

- Cada uno tiene su carrera. No hay que juzgarla. Cada uno tiene su historia y busca lo mejor para sí mismo y su familia. Él decidió eso y le fue muy bien. A otros que han cambiado mucho más seguramente también les habrá ido igual de bien de otra forma, conociendo más sitios y con más experiencias. Totti acertó con su decisión porque ya solo por el respeto que le tienen allí merece la pena.

- Él ha estado en casa. Usted abandonó la suya siendo un niño. Iniesta recuerda cómo lloraba en La Masía cuando llegó. ¿Y usted?

- Es duro. Con diez años te vas a Barcelona. Dejas atrás a tus amigos y tu familia. Me he perdido todos los cumpleaños. No pude asistir a la boda de mi prima, que es como una hermana para mí, porque ese día tenía que estar con la Roma. Tampoco pude estar cuando nació su hijo, del que soy el padrino. Son mil cosas que te pierdes. Yo tengo la suerte de que este sacrificio ha merecido la pena en parte porque puedo disfrutar de muchas cosas y ayudar a mi familia en lo que necesiten. Muchos compañeros míos hicieron lo mismo que yo y no tienen esta suerte. Luego han estudiado y harán otras vidas, seguramente tan buenas o mejores. Pero el sueño de todos era ese, intentar tener este trabajo y disfrutar de ello, con sus pros y contras. No todo es tan fácil. Hubo momentos en que lo pasé mal. Pero echando la vista atrás, ha merecido la pena.

- Muchos profesionales se acuerdan siempre que había en su generación un compañero más talentoso que no llegó. ¿Le sucede?

- Sucede muchísimo. Muchos compañeros míos eran muy buenos y no llegaron o han tenido una carrera discreta; otros parecía que no y sí lo consiguieron. El otro día estaba viendo el torneo de Canal Plus. Cuando jugaba yo, nos parecía a todos la Copa del Mundo. Y si te pones a pensar, ¡cuánto queda después!

- ¿Es ese entrenador que todo jugador necesita en su carrera para que le extraiga su mejor versión?

- Yo llegué al Torino ya de otra forma. El entrenador que sacó lo mejor de mí y me cambió la carrera fue Paco Jémez. Desde el Rayo pegué el salto. En el Torino tengo la confianza del entrenador y juego.

- ¿Es Jémez en la intimidad tan pasional como en las ruedas de prensa?

- Paco no tiene dos caras. La que se ve dentro es la que se ve fuera. Para lo bueno y para lo malo. Me dio toda la confianza. A él y a Felipe Miñambres (director deportivo del Rayo en esa época) les estaré siempre agradecido. Mucha parte de responsabilidad la tienes tú como jugador, eres el que entra en el campo. Pero siempre hay gente que confia en ti cuando nadie más lo hace. Esos fueron Felipe y Paco.

- Lo de Miñambres nos lleva al tema recurrente de cada verano: el Celta.

- Tengo mi vida muy hecha en Italia. Estoy muy bien allí, en un equipo que me acaba de comprar. En eso pienso. Es cierto que alguna vez el Celta estuvo cerca, estuvo muy cerca una vez. Pero no se dio y ya está. El Celta lo está haciendo muy bien; yo lo estoy haciendo muy bien. Seguiré mi camino y todos contentos. Y me alegro lógicamente por cómo le está yendo al equipo de mi ciudad.

- ¿Jugar en un equipo como el Torino provoca aún que se olviden de uno los clubes españoles o incluso la selección?

- Un poco más difícil siempre es. Tienes menos repercusión. Pero al final hoy en día puedes ver los partidos que quieras, tienes información de todo. Si el año que viene sigo metiendo goles y le doy continuidad a las temporadas, seguramente las opciones aumenten. Como le pasó a Iago Aspas: un primer año bueno, un segundo muy bueno y ha ido a la selección. Pero nunca me lo he puesto como objetivo, sino como un sueño. Si no llega, solo con que tu nombre pueda sonar ya tiene su mérito en un país con tantos jugadores buenos.