El equipo juvenil del Pabellón pudo cantar victoria al fin. No lo hacía desde el 18 de septiembre, cuando doblegó también en el campo de Os Remedios a los cántabros del Tropezón, por 3-2. Era la tercera jornada del campeonato y han tenido que pasar 20 partidos para que los de Guillermo García y Figo encontraran la recompensa a su esfuerzo, el 1-0 de ayer sobre el Avilés.

Los ourensanos marcaron en el tramo inicial del encuentro, por mediación de Carlos Villar, y protegieron el tesoro todo el tiempo restante ante un Avilés que llegaba al Miguel Ángel con la intención de puntuar para alejarse de la quema. En esas circunstancias, la tensión dejó poco espacio al fútbol. Las áreas estuvieron restringidas y, como sucediera hace cuatro jornadas ante el Oviedo, la portería local quedó intacta.

A siete jornadas del final, con cuatro partidos en casa, la despedida de la División de Honor puede ser más llevadera si el Pabellón gana confianza con resultados como el de ayer, que ratifican una línea de crecimiento en las últimas semanas. La próxima cita será en el campo del Areosa, uno de los conjuntos que marcan el corte de la salvación.