La Unión Deportiva Ourense enlazó ayer su octava victoria liguera, la quinta en un mes de octubre en el que se ha limitado a ganar. Una semana más, la clasificación es el termómetro de la superioridad unionista en el campeonato, porque en el terreno de juego no se ha visto en las últimas semanas a un aspirante en mayúsculas al ascenso. Los de Toño Dacosta suman de tres en tres, su primer mandamiento, pero ni se divierten ni seducen. El calendario inmediato debe motivarles o la racha no irá lejos.

El equipo volvió a salir al campo con el instinto ahogado. Arriba faltaron confianza y contundencia. En cuanto se malgastaron las tres primeras llegadas, la propuesta se desactivó y los unionistas dejaron que el Antela les contuviera con el brazo en el mostrador. A los tres minutos, Adrián remató de primeras un centro de Unai que se fuera por poco. A los seis, Unai se encontró solo en el área, optó por el pase y un defensa se interpuso en el disparo a contrapié de Cristian. La ocasión más clara llegó en el 14, cuando Adrián encaró al portero y no se atrevió a picar el balón. En la duda le arrebataron la pelota. La intensidad se diluyó, el despliegue perdió cohesión y las vías de acceso al área se cerraron. El Antela esperó la suya en la estrategia y obtuvo premio, con un remate de Marcos sin vigilante tras la prolongación de un compañero.

La segunda parte comenzó con doble cambio. Y el tercero y el cuarto se sucedieron de inmediato. Entraron Senén, Hugo García, Toni y Xaco. Todo un reajuste para abordar a un Antela replegado. Doce minutos tardó la UD Ourense en entrar en el área con claridad, pero la defensa se volvió a adelantar a un pase de gol de Hugo. A continuación, Julio Martínez cabeceó un córner fácil para el portero Miki.

Las estrategias estaban siendo pan comido para el meta del Antela hasta que Fran Martínez dirigió certero un remate a la red tras un córner de Durán. El verinense era de los que necesitaban confianza para soltarse, y volvió a participar en el gol de la remontada. Entró por la derecha y puso un buen balón para que Hugo García hiciese de delantero centro, utilizando el cuerpo para esperar el mejor momento para alojarlo en la red. Lo volvieron a intentar los mismos protagonistas cinco minutos después, pero el balón se fue por fuera. Las ideas volvieron a traicionar a los unionistas en las contras que tuvieron para ampliar, pero el mal rato había pasado. El escepticismo no.