La provincia de Ourense despide hoy a La Vuelta con la etapa que parte desde Maceda, y que terminará en Puebla de Sanabria (Zamora), después de seis jornadas de espectáculo por las carreteras gallegas en las que millares de aficionados se han acercado a los centenares de kilómetros que ha recorrido el pelotón por las cuatro provincias. Hacía dos años que Galicia no albergaba la competición, y tres desde la última vez en que empezó en la Comunidad, por lo que el público estaba deseoso de ver a los mejores deportistas, y más en un año en el que parten como favoritos Chris Froome (Sky), Alberto Contador (Tinkoff) y Nairo Quintana (Movistar). Estaban todos los ingredientes preparados en el arranque, entre el Balneario de Laias y Castrelo de Miño, con una contrarreloj por equipos que consiguió, en una tarde de ensueño, concentrar a millares de aficionados en el recorrido.

El público optó de manera mayoritaria por el parque fluvial de la meta, donde el verde se fundía con el río Miño para ofrecer una estampa inolvidable. Al día siguiente la carrera empezó en Ourense, donde el control de firmas estuvo atestado, igual que todo el recorrido hasta la playa de Baiona, en Pontevedra. La mayor concentración de público se produjo en la tercera etapa, desde Marín (Pontevedra) hasta el Mirador del Ézaro (A Coruña), la subida con mayor pendiente de La Vuelta, que roza el treinta por ciento en algunos tramos.

Millares de personas se concentraron en esa corta pero dura escalada de apenas 1,8 kilómetros donde se vivió un ambiente ciclista digno del Alpe d'Huez en el Tour de Francia. Se repitió la estampa una jornada más tarde con una salida abarrotada en Betanzos y una meta inédita en San Andrés de Teixido. La lluvia llegó un día después, con la carrera ya en la provincia de Lugo entre Viveiro y la capital, donde la muralla sirvió como escenario perfecto para la segunda victoria de Meersman con una pequeña tregua del agua.

La penúltima oportunidad fue ayer desde Monforte hasta Luintra, con un tiempo magnífico, contra pronóstico, que animó al público a disfrutar de unos paisajes que están entre los más bellos de Galicia. La carrera pasó junto a los Cañones del Sil, en A Ribeira Sacra, donde se ha visto uno de las mejores imágenes hasta ahora, con los ciclistas junto al profundo y claro valle. Con esta etapa, La Vuelta dice hasta luego a Galicia.