El Celta regresa invicto de Italia y campeón del Trofeo Tim. El equipo vigués, primer extranjero en disputar el clásico triangular italiano, empató con el Milan sin goles y ganó al Sassuolo con un tanto de Drazic. No importó la derrota en la tanda de penaltis con los lombardos, a los que el Sassuolo remontó un 2-0 (2-3 final) que entregó el éxito general a los vigueses.

Sobre el resultado impera el ensayo general practicado con Berizzo en los 45 minutos disputados contra el Milan. El entrenador argentino cocinó una alineación que huele a debut liguero ante el Leganés. Una ecuación que revela esas nuevas sociedades e itinerarios que deben surgir en sustitución de aquellos que incluían a Nolito. Berizzo dibuja el nuevo mapa celeste.

El Tucu es el único elemento que cuestiona ese once inicial. El chileno reaparecía tras recuperarse del fuerte esguince de rodilla sufrido en la Copa América. Berizzo prefirió que jugase ante el Sassuolo, cita de menor exigencia. El Tucu sigue siendo pieza clave en lo visible y lo intangible. Su ausencia generó cierta endeblez defensiva en el primer partido de la Tim Cup. Ante el Leganés, sin embargo, es más fácil imaginarse a un Celta con Orellana retrasado a la medular junto a Wass y Marcelo Díaz, combinación menos viable en las citas posteriores contra Real Madrid y Atlético.

Pione Sisto, apuesta por su edad e inversión por su coste, en esa disyuntiva accede directamente a un rol importante. El danés busca su sitio y en el proceso está generando una total remodelación de los laberintos internos del equipo. Con Berizzo no se discute la intención atrevida, el estilo combinativo, el marcaje alto y al hombre... Pero cambian las piezas, sus características, y en consecuencia los caminos que conducen al área rival.

Nolito, en el anterior libreto, era el principal encargado de elevar la peligrosidad de las acciones. Los circuitos estaban diseñados para conducir el balón a esa banda izquierda de la que el gaditano partía. Bongonda se ha ganado la titularidad. Se siente más cómodo en ese flanco izquierdo, el belga en su inclinación natural. Bongonda invierte las tendencias: tiende al regate hacia fuera, a la línea de cal, al centro. Es ahora Pione, si bien diestro en la derecha, el que suelta amarras desde su lado en este Celta asimétrico. El danés resulta frenético en sus maniobras. Culebrea por todo el frente, hasta los aledaños de Bongonda, pero con especial frecuencia por detrás del delantero.

Esa inversión altera el equilibrio tradicional de los laterales. Bongonda arranca la moto sin esperar a Jonny, que seguramente añora aquella pausa de Nolito. Mallo frecuenta más el ataque, aprovechando los espacios que Pione le deja. Son asociaciones todavía en construcción, que pueden variar en sus matices.

El duelo con el Milan, de gloriosos ecos para la memoria céltica, resultó igualado. Con mayor control celeste y más agudeza rossonera. Sergio se creció en la comparación con Diego López, uno de los supuestos candidatos a reforzar la portería céltica. El catoirense interceptó un gran disparo de Bonaventura y le amargó la velada a Bacca en un tiro corto y un cara a cara.

Al Celta le falta concreción en el último tercio de cancha. A Orellana, además, le agobia una presencia de Pione por sus dominios que todavía no ha incorporado a sus rutinas. El danés tentó el gol y dio a Aspas una asistencia, pero en fuera de juego. Su llegada amplía la versatilidad de la plantilla, más rica en opciones. Porque Nolito es jugador de pocas cosas, insistente en ellas. Pero esenciales y que confeccionaba mejor que nadie. Su cuota de asistencias y goles será dura de suplir. Es el gran reto.