"Tengo un palmarés bastante bueno desde 2008 y no han mirado ni para mí", reclama, a quien corresponda, Julián Conde Sorga, un ourensano de 32 años que desde el pasado mes de mayo es el campeón gallego de culturismo. "A la gente de Ourense les diría que le presten atención a los deportistas que llevan el nombre de la ciudad por todas partes sin recibir nada a cambio, lleguemos a algo o a nada", agrega en su reivindicación.

Le motiva para seguir haber ganado el campeonato autonómico, pero no se pudo permitir los gastos que implicaba acudir a la Copa de España en Marbella. "Solo en dietas, suplementación, viajes y hoteles es una pasta. Fue una pena porque, con la condición que llevaba, según decía mi entrenador -la dirección de Guti Fernández Linares supuso un espaldarazo en su progresión-, podría hacer algo importante". Acaba de ser campeón gallego y tercero de España y se siente invisible para patrocinadores públicos y privados.

El sueño de Julián Conde es participar en un campeonato internacional, aunque evita fijarse metas. "Según pasan los años -explica-, ya ves a dónde puedes llegar, aunque si nadie te presta algo de ayuda, no vas a ningún sitio", lamenta, antes de mostrar su agradecimiento a uno de sus escasos apoyos, Yago Blanco, de Fittnes Zone.

Aclara que no tiene la tentación de caer en el desánimo, sobre todo por no defraudar a los más próximos: "Esto lo veo como algo para hacerme un nombre y montar una tienda de suplementación o un gimnasio en el futuro y la gente que tengo alrededor tira de ti, y siempre insistes, pero quitando el baloncesto o el fútbol, en Ourense no hay ayudas para casi nadie más".

Para Julián Conde sí abundan los sacrificios. "Hay que hacerlos de todo tipo. No puedes salir de fiesta, tienes que seguir una dieta con horas específicas, cronometrándote para comer cada dos horas y media o tres horas". El menú diario consiste en arroz, pechuga, pescado o ternera. "Solo se hace alguna excepción cuando estás fuera de competición, pero no mucho porque después hay que adelgazar".

Cuatro meses antes de competir empieza la dieta estricta y el entrenamiento, dos veces al día, entre una hora y hora y media cada una. "No importa tanto el tiempo, porque hay gente que se puede echar tres horas y no hacer nada -apostilla-, si no hacer lo que tienes que hacer y no desviarte".

La caducidad en el culturismo, agrega, la imponen las lesiones. "Hay competición en categoría máster, pero de momento he tenido suerte y solo hay algunas molestias que me dejan entrenar sin problema". Las lesiones más graves en su especialidad deportiva afectan a las articulaciones como codos, rodillas, hombros, además de lumbalgias o ciáticas.

Julián Conde se familiarizó con los gimnasios desde los 10 años, al practicar artes marciales. Consiguió el cinturón negro de kick boxing y empezó con las pesas para ganar fortaleza en las peleas. Le gustó el culto al cuerpo y se cambió al culturismo. "Tiene mucho gancho. Cada vez que entrenas, ves que te haces el cuerpo como quieres y me fue enganchando y cada vez quieres más. En el culturismo nunca hay fin. Un año llegas a 80 kilos, al siguiente quieres los 82, los 84 y así sucesivamente". En Ourense hay más practicantes, aunque solo él participa en campeonatos. Este sábado vuelve a una exhibición en la localidad coruñesa de Teixeiro.