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fútbol - Segunda Autonómica

El alirón hogareño de Antonio Dacosta

El técnico de la UD Ourense puede ganar la liga ante un Covadonga al que presidió en 1998

Integrantes de la UD Ourense visitaron ayer a los alumnos del colegio Concepción Arenal. // Brais Lorenzo

Apagados los ecos de la celebración del ascenso a Primera Autonómica, la Unión Deportiva Ourense se dispone a entonar el segundo alirón de su historia. Puede hacerlo a cinco jornadas para el desenlace de la liga, este domingo (17.00 horas), en el campo de Eiroás frente al Covadonga, un conjunto que en la segunda vuelta solo ha perdido tres partidos.

Los unionistas deberán enlazar su vigésima victoria para proclamarse campeones sin esperar al resultado del segundo clasificado, un Atlético Arnoia que también aspira a dejar encauzado el salto de categoría en el duelo que tiene a la misma hora en A Queixeira contra el tercero, el Loñoá, al que aventaja en cuatro puntos.

El domingo será doblemente emotivo para el entrenador de la UD Ourense, Antonio Dacosta, debido a los lazos que le unen al Covadonga. Su padre, Manuel Dacosta, fue en su día el presidente que más temporadas estuvo al frente de un club de fútbol, el de Eiroás, que en la actualidad está entrenado por José Prado. "El entrenador del Covadonga es mi cuñado, allí jugó mi hijo la temporada pasada, mis sobrinos Roberto y Ramón también estuvieron en el club y será un partido especial, porque además queremos ganar para ser primeros", explica el técnico de los unionistas.

Haciendo memoria de la vinculación con el equipo de su barrio, Antonio Dacosta recuerda el pique con su padre que le acabaría dando las riendas del club en la temporada 1998-1999. "Él ponía dinero sin ton ni son en el equipo y siempre se enfadaba, hasta que un año le dije que lo cogía yo", rememora.

El equipo militaba en la segunda categoría provincial y tuvo unos ingresos de 1.740.240 de pesetas, para acabar con 27.000 pesetas de beneficios. "Aquel año compramos una secadora y una lavadora, dimos al club de alta en Hacienda para que te pudiesen dar subvenciones. Por entonces estaba Gómez Barril de concejal de Deportes y hasta le pusimos luz al campo de Eiroás. Se portó muy bien", recuerda con cariño Antonio Dacosta, que también tiene fresca el mosqueo que se cogió su padre.

No llegó a jugar en el Covadonga en competición federada, pero sí entrenó a los juveniles y alguno de los jugadores que tuvo a sus órdenes todavía están en activo y los tendrá enfrente mañana. Antonio Dacosta también se acuerda de que era estricto a la hora de alinear: "No ponía ni a mi hermano, que era muy bueno, pero vago. Si no entrenaban o si no estaban una hora antes del partido en el campo, no jugaban". Tanto pasado en común, unido al 5-0 de la ida en O Couto y sobre todo al 9-2 de la eliminatoria copera del pasado mes de diciembre en Eiroás pondrán la salsa en el asalto unionista al alirón.

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