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La celebración escayolada de Unai

La plantilla y el cuerpo técnico de la UD Ourense le dio la bienvenida a la Primera Autonómica con euforia. En unos casos contenida, los menos, y desatada en la mayoría, sin distinción de edad. Muchos le dieron rienda suelta a las emociones tras una temporada que comenzó torcida y acabó como soñaban. Algunos llegaron lesionados al festejo, como Julio Álvarez o Sergio, y a Unai se le truncó la celebración por una inoportuna luxación de un hueso en su mano izquierda. "Todo está bien -reconocía ayer-. Son cosas del fútbol y es lo que hay. Parece que me miró un tuerto, pero no es nada grave. Quince días con el yeso y listo". En un remate acrobático, al delantero se le fue el peso sobre su mano: "En el momento no noté nada, pero al irme al vestuario en el descanso ya tenía la mano muy hinchada y les dije que me preparasen los papeles para ir al trauma". Mientras sus compañeros y la afición celebraban la remontada que certificó matemáticamente el salto de categoría, Unai estaba en el centro médico pasando un rato poco agradable: "Me perdí la mayor parte de la celebración porque estaba en El Carmen, con el trauma colocándome el hueso de la mano", recuerda. Ya escayolado, el jugador volvió a O Couto. "Los ascensos en la UD Ourense se viven con más ilusión que en cualquier otro equipo", ha constatado. Para Unai, los acontecimientos del domingo fueron "el guión de un ascenso perfecto". Nadie esperaba ascender con el 0-2, recuerda, "pero esto es fútbol y el partido fue el vivo reflejo de la historia de la UD Ourense, corta pero intensa". Unai interpreta la remontada como una metáfora fiel del sentimiento unionista: "Fue trepidante, con incertidumbre por no saber lo que iba a pasar y salimos adelante contra pronóstico. La historia de la UD se resume en esos 90 minutos".

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