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fútbol

Fernando Currás: "La UD Ourense tiene el apoyo que no se compra, el de la afición"

"Ser del Club Deportivo Ourense es un sentimiento para siempre"

Fernando Currás. // Iñaki Osorio

- ¿Qué le queda de su etapa de casi nueve años en Melilla?

- La sensación es de agradecimiento a la ciudad y, sobre todo, al club. Las últimas sensaciones buenas que tuve como futbolista fueron en el Melilla. Llegué como jugador, para ayudar en el campo y en el vestuario, y jugamos play off de ascenso. Y después llegaron las decisiones de dejar de jugar y de meterme en el cuerpo técnico como segundo entrenador, mirando a las categorías inferiores. Eso me enseñó un camino en el que estoy de lleno hasta llegar a entrenador del primer equipo.

- En una temporada y media ha vivido las dos caras del banquillo.

- La primera experiencia fue muy intensa porque teníamos muchas limitaciones. Era obligatorio que jugaran los futbolistas locales y aunque empezamos mal, acabamos clasificándonos para la Copa del Rey. Pasamos momentos fastidiados y sacarlo adelante es algo de lo que me siento orgulloso y que me ha valido mucho. Renové por tres años y en el segundo todo empieza mal por el tema económico. Entra gente nueva en el club, el vestuario estaba saturado por tirar para adelante la temporada anterior sin denunciar y los resultados tampoco acompañaron y no tuvieron paciencia. Me queda la sensación de que se podría aguantar un poco más. Me veía capaz de sacarlo, pero esto es fútbol y tengo la mochila llena de aprendizaje, de muchas experiencias que ahora estoy en fase de organizarlas. Ahora quiero ver fútbol.

- ¿Considera que ha salido por la puerta de atrás?

- No. Qué va. Son decisiones que respeto. La toma el gerente del club y ya está. Él creía que cambiando de entrenador, el equipo estaría más cerca del objetivo. En cuanto al trato con jugadores, afición y medios, no tengo la sensación de haber salido por la puerta de atrás, sino de dejarla abierta. Tengo la conciencia súper tranquila porque son decisiones que competen a otros y yo solo podía trabajar para darle la vuelta. No se hizo así, hubo bastantes cambios y desde aquí desearles la máxima suerte porque soy un aficionado más del Melilla y quiero que se salven porque el descenso sería una ruina para el club. Que tengan suerte, que les hará falta, y yo a trabajar en lo que más me gusta que es el fútbol.

- ¿Qué salud tiene la Segunda División B?

- Es una categoría muy compleja. Hay bastante diferencia de presupuestos o de estadios, porque pasas de jugar en el Carranza a hacerlo en un campo de césped artificial con 200 personas. Esos cambios hacen que la competición sea exigente. Hay que adaptarse porque es una categoría de supervivencia y, por otra parte, el fútbol no se puede separar de la sociedad. Todo va ligado a la situación económica del país y la crisis se refleja en el fútbol. Los equipos tienden a acercarse al amateurismo porque no hay medios para hacer plantillas tan competitivas. Personalmente creo que habría que mirar mucho más a lo de casa, al fútbol base, porque se sigue pasando bastante de él.

- ¿Con qué prisma se ve la cantera en la categoría de bronce?

- Se sigue utilizando como una fábrica de jugadores para vender, no para construir equipos. Al club que se organice, que sepa lo quiere y que mire hacia abajo, le será factible mantener la categoría y tener buenas entradas, un mayor respaldo de la afición porque siempre se identifica más con los jugadores de casa. Hay sitio en Segunda B sin comprar y, para mi gusto, lo hacen pocos equipos. Se sigue intentando comprar y es un gasto que no me parece tan rentable como dedicarlo a la cantera.

- ¿Qué miras tiene para usted?

- Esta es una profesión limitada porque los equipos son los que son. No soy mucho de proyectarme en el futuro y, en esta fase en que estoy, lo primero es desconectar un poco, que me hacía falta, ver fútbol y hablar con gente de fútbol. No tengo ningún tipo de reparo en entrenar en un sitio u otro, siempre que el fútbol sea el protagonista y me sienta cómodo. Donde me llamen y me vea ilusionado y capacitado y me sienta valorado, allí iré, pero no tengo miras de estar en esta categoría o en la otra. Me gusta mucho el fútbol base, que es el más real de todos aunque tiene más intereses alrededor de lo que me gustaría. Esas son las ideas que tengo, pero no cierro ningún tipo de puerta. Solo pienso en ayudar y relacionarme con gente de fútbol, que es lo que he hecho siempre.

- ¿Qué análisis hace del panorama futbolístico de su ciudad?

- El CD Ourense es ahora la UD Ourense. Para mí sigue siendo lo mismo. Cambiamos una letra, pero la esencia, que es lo importante de los equipos, para nada se fue. Está más viva que nunca. El otro día en Eiroás se mezclaron muchas sensaciones. Me encontré socios del Ourense de toda la vida y noto que está creciendo otra vez y que está más vivo que nunca. Nunca dejé de ser del Ourense ni dejaré de serlo nunca. Es un sentimiento para siempre. En los equipos en que estuve siempre intenté comprometerme al máximo porque es mi manera de entender esto, pero mi equipo era el CD Ourense y ahora la UD Ourense.

- ¿Ha pasado ya el mal trago de la desaparición?

- Es extraño que se dejase desaparecer al Ourense por tan poca cantidad de dinero, sobre todo viendo las burradas que se deben en el fútbol, pero ya pasó. Un paso atrás a veces es necesario y veo que se están sentando las bases de algo que viene con mucha fuerza y, aunque no tenga todos los apoyos que debería, tiene el más importante, el que no se compra, la afición. Eso mueve mucho y hace que tire hacia adelante. La categoría es la que es, hay que subir muchos peldaños, pero percibo mucha fuerza y ganas de subirlos.

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