Acaba un mes perfecto para la Unión Deportiva Ourense. Lo empezó en la cuarta posición, a tres puntos del líder, y tras el pleno de 12 puntos lo despide en lo más alto, con un colchón de cuatro puntos y el coeficiente particular de goles ganado al tercero, el Santa Teresita. El descanso por Entroido es merecido. A la vuelta, a los de Antonio Dacosta le quedarán menos de tres meses en Segunda Autonómica si sostienen su voraz ritmo de puntuación. Once victorias consecutivas, 40 de los últimos 42 puntos.

Los números han encumbrado al equipo y las sensaciones le dan potencia. La mandíbula de cristal ya es un defecto desterrado. Después de que Senén cazase el primer gol para los unionistas tras una asistencia exquisita de Roberto Dacosta, el Santa Teresita le dio la vuelta al marcador en cinco minutos. "Tuvimos nuestro momento", se lamentaba al final su entrenador, Julio Casanova. Antes del descanso Brais tuvo el tercero, en un potente remate que se le fue al poste.

En cuanto se recuperaron del desconcierto, la réplica de los unionistas fue contundente. Roberto Dacosta reclamó un gol fantasma en un córner olímpico. Cristian y Omar tuvieron una clara doble ocasión antes del golazo de Lucas Nieto que restableció el empate al descanso. Un golpeo seco e inapelable coronó una meritoria asociación ofensiva en el fútbol encajonado de Eiroás. Menos trabajo para la segunda parte, que es el tiempo predilecto de la UD Ourense desde aquella primera remontada de la temporada en Santa Cruz de Arrabaldo que marcó el despegue.

El gol de Cristian a los diez minutos de la reanudación le daba otro giro optimista, no solo al partido, sino a la liga. Casi no hay salidas fáciles, pero la de ayer era señalada. La mejor ocasión para armarse de autoridad y desanimar a los perseguidores. Mientras Samuel solo tenía que intervenir en un puñado de balones colgados y en un remate abajo de Penedo, las contras de la UD Ourense exponían al máximo al portero local.

Mihai le sacó la primera oportunidad para sentenciar a Adrián, que venía de marcar en sus dos anteriores partidos. En la segunda, tras una habilidosa incursión de Sergio, el balón se le fue por un palmo. En la tercera no perdonó. Demostró apetito y talento en la fabricación de la jugada, tras una falta en corto. Estuvo ágil en el quiebro e imparable en la conducción y la ejecución. Una joya de gol que pasaba página al 2-3 de la ida en O Couto.