Si hace tres semanas el hecho de alcanzar por primera vez los puestos de ascenso a Primera Autonómica se asumió con naturalidad en la plantilla de la UD Ourense, el liderato tampoco implicó más alegría de la que da la sensación del deber cumplido. "No pasó nada especial porque nos exigen estar ahí. Estamos obligados a estar de primeros y los veteranos lo llevamos mejor, pero los más jóvenes no dejan de sentir el aliento de 1.000 personas en la grada, o de la prensa, y eso puede generar presión. Esto es una carrera de fondo y hay que llegar entre los dos primeros. Sabemos que hay la obligación de estar ahí, ahora no hay euforia, como tampoco pesimismo", indica Roberto Almeida. Sabe como nadie lo efímero que pueden ser los estados de ánimo en el fútbol, sobre todo con un duelo en el horizonte contra el segundo clasificado, el Santa Teresita, en Eiroás. "Es un partido que se juega en las áreas -apunta Almeida-. En un saque de banda te complican la vida y mantener el resultado es complicado. Hasta que pita el árbitro te pueden crear peligro en un pelotazo porque las distancias son cortas. Tenemos que estar acertados en la nuestra porque en medio campo poco se puede hacer". No se le pasa por alto la motivación extra con la que se emplea el rival de cada domingo.