- ¿Qué le inspira el padre que espera que le salga un futbolista con cheque al portador?

- Es comprensible porque el fútbol es una manifestación del Dios dinero. Si a un padre le sale un buen futbolista, tiene el futuro garantizado de la familia. Ahora bien, es muy engañoso porque a estrella del fútbol llega el 1% o el 2% de los que han pretendido llegar. No se le oculta a nadie que hay cientos de niños africanos que pululan por las calles y plazas de Europa buscando una oportunidad, que los han traído engañados, y no llegan y caen en manos de mafias o en la droga. Lo malo es que una buena parte de esta gente hipoteca el futuro de un niño sin saber si eso va a resultar y, los padres que lo dieron todo para preparar a ese niño, pueden hacer de él un auténtico desgraciado.

- ¿Dónde ve el poder de adicción del fútbol?

- El deporte y toda la simbología del fútbol enganchan. Somos un animal político, económico y además simbólico. El fútbol en sí mismo ya es simbólico, pero además aquellos interesados en manipularlo todavía lo revisten de un mayor simbolismo que nos arrastra. Por otra parte, el hombre es un animal luchador, competitivo, y el fútbol estimula esa capacidad humana. Más aún, la estimula y la están desarrollando otros por nosotros y nos identificamos con ellos. No corremos el riesgo de llevar una patada, pero nos identificamos con los que están en el campo. Y además el fútbol es una prueba de esfuerzo, de desarrollo de la personalidad, de llevar a cabo nuestros intereses. Hay muchos motivos para engancharse al fútbol, que es un deporte extraordinario. Lo practiqué de pequeño y ahora practico otros, pero es sin duda alguna el que tiene más cualidades intrínsecas para enganchar.

- ¿Se le ha ido de las manos a la sociedad?

- Creo que no nos tiene que asustar. Yo puedo ir o no ir al campo y ver exclusivamente un espectáculo dominando unos sentimientos que alguien trata de despertar en mí. En esto tienen una gran parte de responsabilidad los medios de comunicación, que tendrían que hablar del fútbol como deporte del que podemos disfrutar como espectadores, y esclarecer sin miedo los riesgos que lleva consigo. Qué ocurre, que los grandes medios viven de la publicidad y son los pagan el fútbol.