Para muchos no será lo mismo si el Club Deportivo Ourense se muere, pero el fútbol sigue. Aunque la RFEF se ocupó hace un año de sembrar de trabas reglamentarias el proceso de refundación de clubes descendidos o liquidados por morosos, desde distintas instancias del fútbol ourensano ya se han dado los primeros pasos para levantar un nuevo proyecto.

Preventivamente, el Ourense se inscribirá en Tercera División y en todas las categorías base que le corresponden, aunque si la enorme carga económica fuerza la liquidación hay gestiones en marcha tanto en el plano burocrático como en el económico para que la ciudad sea por poco tiempo la única de las capitales de provincia sin un equipo en categoría nacional.

La existencia de varias corrientes amenaza sin embargo con crear un cisma como los que tuvieron que soportar en Oviedo, Santiago o Logroño. Dado que el calendario apremia, en los próximos días se sucederán los pasos para despejar incógnitas sobre la categoría en la que podría salir el equipo. Es poco probable que se pueda utilizar la plaza del Ourense B en Preferente y aumentan las opciones para salir en Primera Autonómica. En caso de que no se llegue a un pacto, la división haría que se perdieran apoyos por el camino.

El otro gran problema para el equipo del futuro es qué hacer con el estadio de O Couto. La desaparición del club conlleva la pérdida de los derechos adquiridos como inquilino durante seis décadas, por lo que será obligatoria la negociación con el propietario, la Xunta de Galicia. La obsoleta instalación genera unos gastos de mantenimiento inasumibles para cualquier equipo y, mucho más para uno recién nacido. El suministro eléctrico permanece suspendido desde mediados de junio debido a los impagos de facturas por un importe que ronda los 15.000 euros. En lo que respecta a la denominación, algún previsor ya incluyó en el registro de entidades deportivas de la Xunta de Galicia una con el nombre de Ourense Club de Fútbol.

Al margen del primer equipo, que a corto plazo estaría llamado a convertirse en el más representativo de la provincia, el pastel que deja toda la estructura de la cantera, con cerca de 300 futbolistas, resulta apetitoso por las ayudas públicas y las cuotas que se mueven.