Los tres jugadores ourensanos que debutaron esta temporada en Segunda División B habrán sido los últimos con ese privilegio si el Club Deportivo Ourense no sale a competir, como todo indica, a finales del próximo mes de agosto. Se cuentan por decenas los que han podido llegar y progresar en el fútbol profesional con el césped de O Couto como trampolín, sin que en todas las etapas del club la proyección de la cantera haya sido una prioridad.

Tampoco todas las generaciones han destacado por cantidad y calidad, pero las que vengan no tendrán ni la oportunidad de probarse. Con la caída del Ourense se le está cerrando a las promesas del fútbol provincial la puerta de estadios como los que esta misma temporada han podido visitar Pablo Corzo, Iago y Dani. Los ya contrastados tendrán que hacer la maleta para no interrumpir sus carreras, y a los jóvenes futbolistas ourensanos solo les quedará la alternativa de emigrar a canteras vecinas para llegar a Segunda B, salvo que el Barbadás pueda dar el gran salto.

Como la faceta formativa supera incluso en relevancia a resultados y clasificaciones, las secuelas de la liquidación del club adquiere mayor dimensión porque muchos de los 280 niños que esta temporada pertenecieron a la disciplina rojilla tendrán que ser acomodados en otros equipos de la ciudad que trabajan la cantera.

El punto final del primer equipo del Ourense ejercería un demoledor efecto dominó en las categorías base. Además de la plaza que quedará vacante en Segunda B se perderán las que ocupaban el filial en la Preferente Autonómica y los tres equipos que jugaron esta temporada en Liga Gallega de juveniles, cadetes e infantiles.

El campo de Salesianos

La estructura de la cantera rojilla ha incluido este curso a un equipo de aficionados, dos juveniles, dos cadetes, tres infantiles, dos alevines, dos benjamines, dos prebenjamines y dos de fútbol sala, además de dos conjuntos filiales de la Escola Deportiva Ourense (un benjamín y un prebenjamín).

Con la desaparición de todos esos conjuntos de las categorías base del Ourense se abriría asimismo un interrogante sobre el convenio que firmaron el club y la Diputación Provincial en el año 2010, cuando con una dotación de 400.000 euros se dotó de césped sintético el campo de fútbol del colegio Salesianos. Desde entonces los jugadores más jóvenes del Ourense han venido utilizando para los entrenamientos y las competiciones tanto provincial como autonómica unas instalaciones que tras el verano podrían cerrar sus puertas para ellos.