El Ourense se endeudó por encima de sus posibilidades. Va a dejar huérfanos a sus aficionados por ser un pagador a duras penas, siempre por debajo de las cantidades acordadas. Aunque casi nunca ha dejado de pagar. Con las subvenciones retenidas, el club arreglaría en buena medida la avería que produjo un presupuesto de ingresos demasiado optimista, pero se lo impide la rotunda negativa de la Agencia Tributaria a un nuevo aplazamiento de deuda. No han tenido en cuenta que la última directiva abonase en seis pagos entre 2013 y 2014 la friolera de 136.522 euros.

El deber de cancelar las deudas históricas tanto de la Seguridad Social como de la Hacienda Pública nunca ha prevalecido sobre la tentación de confeccionar un proyecto deportivo para seducir a socios y aficionados, pero aún así el Ourense ha destinado más de 250.000 euros en el último lustro a los compromisos con sus máximos acreedores. El pico más alto lo puso la última directiva y el peor año fue paradójicamente el que acabó en el ascenso, a pesar del cisma directivo que protagonizaron Manolo Seoane y Aníbal Pereira.

Lamentablemente para la salud económica del Ourense, ese cuarto de millón de euros lo han devorado los intereses de demora y los recargos, por lo que el capital principal apenas se ha reducido. Son 721.000 euros en el caso de la Agencia Tributaria y una deuda vencida de 187.282 euros más aplazamientos pendientes con el INSS.

Todos los que se han sentado a la mesa con la Agencia Tributaria tildan de intransigente el planteamiento de la Delegación Especial y causa extrañeza que se haya aparcado el primer mandamiento: cobrar. Dado que el expediente del Ourense es incómodamente voluminoso, si la intención de los funcionarios de Hacienda era resolver un problema al que no le intuían solución han dado en la tecla bloqueando las subvenciones. El colapso es mortal de necesidad, pero si en A Coruña les pudo la rapacidad puede que se le haya ido la mano apretando la soga porque a las arcas públicas le va a quedar un agujero de un millón de euros.

La cifra es irrisoria en comparación con la que provocó la última liquidación sonada. El Salamanca pasó a la historia hace un año con un pasivo de 23 millones. El pasado lunes quedó desierta la subasta del estadio Helmántico, con un precio de salida en la primera licitación de 14,75 millones de euros. Este proceso se repetirá seis meses y, si no aparece un comprador, se adjudicará a Patrimonio.

El Ourense no dispone de bienes (le quedan los trofeos tras sortear el coche), por lo que la Agencia Tributaria ha ordenado un embargo sobre las cuentas del club, cursando aviso a las empresas que todavía tienen pagos pendientes por conceptos publicitarios. Este embargo y el bloqueo de los certificados le ahorrarán a la Diputación Provincial la subvención de 127.000 euros y al Concello un poco menos, en torno a 80.000 euros de la subvención competitiva y otros 18.000 por el patrocinio termal. Hace meses que ya se perdieron los casi 40.000 euros que concede la Fundación Deporte Galego, y la mitad del contrato televisivo pendiente de cobro se lo quedará la Administración.

Hace un año, las ayudas públicas que llegan a O Couto se las repartieron Hacienda, la Seguridad Social y la empresa que tiene contratada el Ourense para los viajes en autobús. Como expuso el consejo de administración que dimitió en la junta extraordinaria de accionistas del pasado 19 de junio, Autos González se expone a convertirse en otra víctima de la no tramitación de las subvenciones porque no cobrará los servicios prestados en la última temporada del Ourense.