La desaparición de Club Deportivo Ourense 62 años después de cubrir la vacante que dejó la Unión Deportiva Orensana podría convertir a la ciudad de As Burgas en la única de las 52 capitales de provincia que la próxima temporada no tenga un equipo de fútbol en categoría nacional, de Tercera División hacia arriba. La lista de clubes españoles borrados del mapa generalmente por su asfixia económica es amplia. Sobre las cenizas de algunos se levantaron nuevos proyectos con otras denominaciones. Sin embargo, la reglamentación actual frena en seco la huida hacia delante de las refundaciones. El último intento, tras la liquidación de la Unión Deportiva Salamanca, falló de forma estrepitosa.

"Más presión, y con dinero, no hizo nadie, y sin embargo el equipo no salió en Segunda B", apunta el delegado en Ourense de la Federación Gallega de Fútbol, José Luis Cachaldora. La disposición que incluyó la Real Federación Española de Fútbol hace un año en el artículo 104 de su Reglamento se pensó exclusivamente para cerrar la vía de la refundación de clubes como subterfugio para el saneamiento de deudas millonarias.

Apenas han quedado resquicios. Cuando un club desaparezca o deje de competir sin liquidar las deudas antedichas, la obligación en el pago recaerá sobre el club de nueva creación que, con independencia de su denominación, comparta alguna de las siguientes circunstancias con el club desaparecido o que haya dejado de competir: 1º. Que dispute partidos en el mismo campo o terreno de juego, incluso en el supuesto de que variara su denominación. 2º. Que disponga del mismo domicilio social. 3º. Que alguno de los fundadores o directivos del nuevo club lo fuera del club desaparecido. 4º. Que el club de nueva creación y el desaparecido tengan la misma estructura deportiva de base. 5º. Que utilice una equipación de juego igual o similar. 6º. Que utilice un escudo similar. Y 7º. En general, cualquier indicio que induzca a la confusión entre ambos clubes y cuando exista similitud o identidad objetiva y subjetiva entre ambos clubes. El Salamanca había contemplado esta posibilidad para eludir obligaciones, pero el proyecto de Pepe Hidalgo está encallado lejos de los terrenos de juego.

Esa alternativa ya se planteó en O Couto en su día, recuerda Cachaldora, cuando se daban los condicionantes deportivos y reglamentarios. El Atlético Ourense no era un equipo dependiente del Club Deportivo Ourense y el ascenso del Velle a Preferente redondeaba la coyuntura. "Fue un gran error no haberlo hecho en aquel momento porque el club estaría salvado, pero no se quiso dar el paso. Quizás no se pensó que se podía llegar a esta situación, aunque algunos ya la intuíamos", explica.

Aunque se muestra sumamente preocupado por la amenaza de liquidación, José Luis Cachaldora entiende que "no se puede dejar que se pierda todo" y aporta una propuesta que, eso sí, tiene el tiempo en contra. "Primero tiene que moverse la gente de la política, la que tiene el poder para abrir puertas tanto de instituciones como de empresas. Siempre es más fácil que cinco pongan 100.000 euros que uno ponga 500.000".

Cachaldora puntualiza que "tampoco es bueno" que la Diputación, el Concello y la Xunta estén siempre salvando al club ni que la directiva de turno tenga que poner dinero. "El Ourense es mucho más que eso, solo necesita una buena gestión", afirma al tiempo que introduce en el debate el agravio comparativo con el equipo de baloncesto: "No sé por qué se le ha echado la mano, como antes se le echó, a otros equipos a los que no se dejó morir cuando tenían mucha más deuda que el Ourense y ahora nadie hace nada. Alguien tendrá que moverse, no se puede dejar morir a un club que está en Segunda División B".

Cachaldora entiende que las últimas posibilidades de subsistencia pasan "por una unión ya no solo del fútbol provincial, sino de la gente que quiere al deporte, para que se abran las puertas de las empresas". Apostilla que "no se puede estar en Segunda B con mil socios" y que es necesaria la implicación de todo el mundo "porque no siempre los políticos tienen la culpa".

Recalca que no las tiene todas consigo cuando debe valorar las expectativas de una entidad descabezada tras la dimisión del consejo de administración, pero confía en que los próximos días puedan aportar esperanza al futuro del Ourense. El delegado federativo insiste en que sacarse un nuevo club de la manga es muy complicado y recuerda que la desaparición obligaría a ubicar a más de 200 jugadores de la cantera en otros equipos: "Sería un grave problema para los otros clubes de la ciudad, con lo que se coartaría a mucha gente su derecho a practicar fútbol".