- ¿Tiene pensado acudir a la junta de accionistas del miércoles?

- Voy a ir a pesar de que no me gustan mucho esos actos y si tengo que opinar, opinaré. Estoy muy desmoralizado. A lo mejor es un problema de edad, pero pienso en cómo salir y no lo veo. A mí el Ourense me costó lo que quise que me costara, pero no tuve nunca que avalar. Otros se quedaron con el patrimonio tocado y con la vida familiar fastidiada, pero quién se atreve en este momento a entrar en el club tal como está la historia.

- ¿Qué le diría a las personas que tienen en su mano evitar la desaparición del Ourense?

- Que tienen una consulta gratis, dicho en plan jocoso. Para entrar ahora en el club, o le quieres mucho o estás un poco loco. Siempre he dicho que hay tres puestos, alcalde de Ourense, presidente del colegio de médicos y presidente de Club Deportivo Ourense, en los que no me gustaría estar porque nunca harás algo al gusto de todos. Si alguien tiene pensado coger el club, es un valiente, tendrá mi reconocimiento máximo y estaré en la retaguardia para ayudar en lo que sea.

- ¿Ve a la afición anestesiada después de tantas amenazas de desaparición?

- Éste es un momento tremendamente complicado. No sé si irreversible, pero casi. Ojalá aparezca alguien, pero no lo veo factible por el desembolso económico que hay que hacer.

- ¿Qué solución se le ocurre?

- O aparece un mirlo blanco, pero no un empresario de "lavandería" sino uno que venga a invertir para ver si puede sacarlo adelante, o se da un apoyo político, alguien con peso que avale. No se trata de dar más dinero, sino de avalar al club en la negociación con Hacienda. La primera es más improbable.

- ¿Qué diferencias observa con las crisis del pasado?

- Estamos en un momento delicado porque las instituciones no aportan lo que aportaban. Bien es cierto que lo que dieron fue siempre para la base y después se empleaba en lo que fuera porque nunca hubo un seguimiento de ese dinero. Desde que el Ourense fue SAD no se podía aportar dinero institucional. Esa fuente de ingresos se fue al tacho y otra de las que más dinero dio para poder subsistir fueron empresas privadas o directivos que eran amigos del club y daban ayudas generosas. Pero hoy en día eso no se puede hacer porque las empresas están como están. Las circunstancias han cambiado y puede que no quede otra salida más que comenzar de cero.

- ¿Es tan pesimista como para plantearse esa posibilidad?

- Más que pesimismo, es realismo. Me resulta muy doloroso decir lo de empezar de cero. Cuando se cumplieron los 50 años nadie daba un duro por el club. Los agoreros decían que era un cadáver que nadie podía volver a la vida, que había que enterrarlo y sin embargo estamos aquí, pero las circunstancias actuales son muy difíciles tanto en la economía general como en la particular del club. En aquel momento se salió pero hoy en día es dificilísimo. Hemos aburrido a la Agencia Tributaria de pactar y no cumplir.

- ¿Por qué le ha faltado históricamente estabilidad institucional al Ourense?

- Se necesita una directiva que aglutine a muchos estamentos de la sociedad ourensana, cuantos más mejor, y que ponga la cabeza a trabajar para hacer un equipo dentro de las posibilidades de la ciudad de Ourense, con una buena relación de una vez con los equipos de la provincia, que deben ser el vivero de jugadores a cambio de asesoramiento con monitores para cubrir sus necesidades. Hay que pensar, tanto si se va a cero como si aparece alguien, que los exjugadores y los que quieren al Ourense lleven la base. Se llame como se llame el club, hay que hacerlo con otros mimbres y contar con los que fueron sus futbolistas y estuvieron implicados hace años para elaborar el proyecto.

- ¿Cuál es su receta para evitar el mismo error en el futuro?

- Hay que olvidarse de los minifundismos mentales, empezar a entender las realidades que tenemos. Con una población envejecida, porque los jóvenes no están, crear nuevos aficionados es complicado. No se pueden tener por ejemplo dos equipos femeninos de fútbol sala en Primera y no tener uno y mejor. O como cuando hubo dos en División de Honor de juveniles. El nombre es lo de menos, lo que interesa es destacar, seguir adelante, darle un referencia a la gente joven hasta que llegue a la Universidad.