Los gastos corrientes que soporta el Ourense son la guinda en la factura que deberá afrontar la directiva que tome el relevo si quiere evitar la amenaza de desaparición. Desde hace semanas no funciona el pozo del que se extrae el agua para el riego y otros servicios como la lavandería están colapsados. Para restablecer el servicio eléctrico habrá que poner varios miles de euros encima de la mesa. En apenas diez días se conocerá el importe exacto de las denuncias tras las alegaciones presentadas por el club y, si para entonces no están retiradas, además del riesgo de descenso administrativo, la viabilidad sumará un nuevo obstáculo con el aval para competir la próxima temporada. El miércoles 25 de junio concluye el plazo que tienen los jugadores para presentar la reclamación de aquellas cantidades cuyo vencimiento de pago se produzca en junio. De forma simultánea, la nueva directiva deberá realizar otro desembolso importante para desbloquear la negociación con Hacienda, que está tan enrocada que incluso estuvo a punto de frustrar la transferencia a los jugadores del premio por ganar la Copa Federación. En la Seguridad Social, una vez incluida la reclamación por la invalidez del excentral Roberto, entre deuda vencida y aplazamientos, el agujero supera los 200.000 euros.