"Si en un momento tan importante no hay quórum, apaga y vámonos". Es la reflexión del vicepresidente del Ourense, José Ramón Fernández Morgade, ante la posibilidad de que la junta extraordinaria de accionistas del próximo 18 de junio, en la que se somete a su aprobación la dimisión del actual consejo de administración, pueda quedar en suspenso si no se reúnen la mitad más una de las casi 38.000 acciones en que está repartido el capital social.

En los próximos días deberán concretarse las gestiones que se hacen desde el club para asegurar la delegación de títulos. El Ourense cuenta con casi 900 accionistas, por lo que el paquete mayoritario está muy fraccionado y dado el escaso poder de convocatoria que han tenido las juntas de accionistas desde la conversión en SAD en 1997 se hace indispensable la delegación de acciones para sacar adelante el orden del día.

Todavía está fresco en la memoria de los actuales consejeros y de los aficionados del Ourense el penoso trance de la última junta de accionistas. La demora en la autorización que debe dar una empresa radicada en A Coruña, que es propietaria del 13 % de los títulos, propició la suspensión de la junta del 17 de diciembre de 2013. Con 110 títulos presentes y 4.373 representados, solo se reunió en el salón de actos de la Cámara de Comercio el 11,67 % del accionariado y hubo que recurrir a la segunda convocatoria al no cubrirse el cupo mínimo de acciones para la constitución de la junta.

Al día siguiente, coincidiendo con el partido de Copa Federación contra el Laredo que destapó la primera amenaza de plante de los jugadores ante los impagos y la incertidumbre económica, la junta de accionistas pudo constituirse al concurrir más de 10.000 acciones -solo 700 estaban presentes-. Se trataba básicamente de aprobar las cuentas y el presupuesto, que recibieron un apoyo unánime, pero la próxima semana se someterá a aprobación de los dueños del Ourense la renuncia del actual consejo y la viabilidad, aunque las transiciones nunca han sido fáciles en el O Couto.

En el año 2004, el relevo in extremis de Manolo Rois también debió aplazarse 24 horas por falta de quórum en el primer intento. Aquel 7 de julio solo se había reunido en el edificio administrativo de la Xunta un 2,5 % del accionariado y al día siguiente, con otra asistencia bajo mínimos, Joaquín Muñoz tomó el mando. En caso de que 10 años después, en plena competencia horaria con el Mundial, no se produzca ese relevo en tiempo y forma, los siguientes pasos de la entidad podrían darse en el Juzgado.