Las expectativas sobre la supervivencia del Ourense tienden a cero a medida que se agota el margen para taponar la grave herida económica. Al club le quedan tres semanas para desactivar las denuncias de los jugadores ante la AFE, porque ya parece improbable salvar el obstáculo del aval que le impondrá la RFEF el 24 de junio en caso de que se dé el milagro de un Ourense 2014-1015 en Segunda B.

Daniel Portela, uno de los tres capitanes del plantel, recalca que los 18 futbolistas que reclamaron las cantidades pendientes hasta el 30 de mayo a través del sindicato están en su pleno derecho y que cualquier negociación para que las retiren, y evitar así el descenso administrativo, debe de ser solvente.

"En estos días se tiene que arreglar y estamos a la espera, pero está claro que si alguien quiere dar el paso y coger el club tendrá que darnos garantías de que vamos a cobrar. Hay que negociar con algo en la mano porque no se trata de perdonar por perdonar lo que nos hemos ganado", explica el defensa ourensano. Los jugadores han reclamado 164.000 euros hasta mayo, pero todavía faltan los pagos de junio, así como las deudas con el cuerpo técnico (la directiva aclaró ayer en un comunicado que no tiene intención de demandar a Luisito por su rescisión unilateral del contrato) y con los empleados, que en algunos casos también están adoptando medidas legales para no perder todo lo que les adeudan.

Ante este inquietante escenario, Portela entiende que hay sensibilidad en torno a la posible desaparición del Ourense. "Veo a la gente preocupada porque los días van pasando y no aparece nada que te haga confiar. Sí hay temor a que no se vaya a arreglar la situación, aunque otra gente lo ve tan negro, que ya asumió que no hay nada que hacer. Personalmente estoy preocupado, porque hay muchas cosas en juego".

El central lamenta que una temporada que nació bajo el signo de la ilusión se haya tornado en denigrante para la historia del club. "A uno no le gusta llegar a esos extremos, pero tocó así. No es plato de buen gusto. La gente piensa que no, pero los jugadores y las personas que tenemos en casa sufrimos por tener que llegar a estas cosas", reflexiona en torno al día que subió al palco para entregar una petición de dimisión al presidente. Portela considera "una faena" que la disolución del Ourense prive a las futuras generaciones de debutar en Segunda B como el hizo en 2006.