Las deudas obligan a afrontar pagos a corto plazo que ponen en riesgo el futuro del Ourense. Pagos obligatorios, primero para mantener la categoría en Segunda B y luego para garantizar su existencia. Primero con la plantilla y cuerpo técnico. Antes del 30 de junio tiene que estar libre de denuncias. Después de la transferencia llegada de la AFE, las nóminas que tienen pendientes son cinco mensualidades, desde enero hasta mayo. Algunos también tienen pendientes una parte de la mensualidad de noviembre, y otros, los que tienen contrato profesional, también la mensualidad de junio.

Las deudas suman 235.000 euros. Además el club adeuda varias nóminas a sus empleados por un importe de 38.500 euros, a lo que hay que unir 5.000 con los jugadores de la pasada campaña que no denunciaron al club al finalizar la temporada ni antes del mercado invernal.

Al margen de estos gastos, el Ourense debe resolver las deudas que tiene contraídas con Hacienda, Seguridad Social y Xunta de Galicia para poder recibir los certificados de estar al corriente y poder cobrar las subvenciones que tiene pendiente de la Diputación y del Concello de Ourense.

La negativa de Hacienda a expedir certificaciones de estar al corriente de pago bloquean las llegadas de las subvenciones. Quien quiera asumir el reto de dirigir un nuevo proyecto con Club Deportivo Ourense debe de afrontar un desembolso antes del 30 de junio de 278.000 euros para evitar el descenso administrativo y 400.000 euros para hacer frente a los pagos pendientes con la Agencia Tributaria.