El vicepresidente del Ourense, José Ramón Fernández Morgade, puntualizó que el anuncio de dimisión no lleva implícita la dejación de funciones: "No hay vacío de poder ni barco abandonado". Repitió que no tiene constancia de que se haya formado la alternativa que anhelan los jugadores tras forzar su dimisión y reconoció que la situación que ha vivido el plantel por los impagos es "dramática". "Admitimos nuestra responsabilidad porque la situación es angustiosa y el que trabaja tiene que cobrar", señaló antes de empezar con las réplicas: "Lamentablemente no hay varitas mágicas". Fernández Morgade considera que el abandono de responsabilidades que le echaron en cara con la pancarta de la final de Copa es una acusación "fuerte" hacia él y una injusticia con los voluntarios "que han trabajado desinteresadamente y sin afán de protagonismo". En ese punto aclaró que la taquilla de la final ascendió a 15.000 euros, de los que 7.500 se dedujeron para recibos pendientes. Los 13.000 restantes que afrontar el pago de 600 euros que se hizo la pasada semana corresponden a gestiones de la directiva.

En su crítica a los jugadores recuperó la controvertida negociación de las primas del torneo copero, aludiendo al chantaje al que sometieron a la directiva para rectificar el primer acuerdo "firmado por dos de los tres capitanes y el presidente" porque incluía a los fichados en el filial. El vicepresidente pidió consenso y apoyo para las iniciativas enmarcadas en el Movemento Impulsa que "algunos han tratado de boicotear" porque lo que se recaude se destinará al personal. "No les quito la razón en sus protestas, pero hay formas y no se puede acusar de mentir a alguien cuando la realidad es muy distinta". Morgade y Estévez entienden además que no le corresponde al consejo de administración hacer pública la composición del accionariado del Ourense, que delega su voto en los consejeros de turno desde hace años. El vicepresidente mostró su arrepentimiento por comparar con "maltratadores" a los aficionados que protagonizaron incidentes en la grada de fondo al final del partido contra el Racing de Ferrol, la zona desde la que han llegado las críticas más hirientes hacia su gestión.